lunes, 1 de abril de 2013
El Anticristo. Maldición sobre el cristianismo (1888) (Der Antichrist. Fluch auf das Christentum) Friedrich Nietzsche
"El viejo Dios, todo él “espíritu”, todo él sumo sacerdote, todo
él perfección, se pasea por su jardín placenteramente: sólo que se
aburre. Contra el aburrimiento luchan en vano incluso los dioses. ¿Qué
hace? Inventa al hombre, - el hombre es algo entretenido... Pero he aquí
que también el hombre se aburre. El apiadamiento de Dios por la única
molestia que en sí tienen todos los paraísos no conoce límites: pronto
creó también otros animales. Primer fallo de
Dios: el hombre no encontró entretenidos a los animales, - los dominaba,
no quería siquiera ser un “animal”. - Por consiguiente, Dios creó a la
mujer. Y de hecho, ahora el aburrimiento se terminó - ¡pero también se
terminaron otras cosas! La mujer fue el segundo fallo de Dios. - “La mujer es, por su esencia, serpiente, Eva”- esto lo sabe todo sacerdote; “de la mujer viene todo el infortunio al mundo” - esto lo sabe asimismo todo sacerdote. “Por consiguiente también la ciencia
viene de ella”... Sólo a través de la mujer llegó el hombre a gustar
del árbol del conocimiento. - ¿Qué había ocurrido? Al viejo Dios lo
invadió una angustia infernal. El hombre mismo había sido su máximo fallo. Dios se había creado un rival, la ciencia hace iguales a Dios. - ¡se han terminado los sacerdotes y los dioses si el hombre se vuelve científico! - Moraleja: la ciencia es lo prohibido en sí, - ella es lo único prohibido. La ciencia es el primer pecado, el germen de todo pecado, el pecado original. La moral no es más que esto. - “No conocerás”: - el resto se sigue de ahí. - La angustia infernal de Dios no le impidió ser listo. ¿Cómo defenderse
de la ciencia?, ése fue durante largo tiempo su principal problema.
Respuesta: ¡fuera del Paraíso el hombre! La felicidad, la ociosidad
inducen a tener pensamientos, - todos los pensamientos son pensamientos
malos... El hombre no debe pensar. - Y el
“sacerdote en sí” inventa la indigencia, la muerte, el peligro mortal
del embarazo, toda especie de miseria, vejez, fatiga, sobre todo la enfermedad, - simples medios en la lucha con la ciencia! La indigencia no le permite
al hombre pensar... Y, ¡pese a todo!, ¡algo espantoso! La obra del
conocimiento se alza cual una torre, asaltando el cielo, trayendo el
crepúsculo de los dioses, - ¡qué hacer! - El viejo Dios inventa la guerra,
separa los pueblos, hace que los hombres se aniquilen mutuamente (los
sacerdotes han tenido siempre necesidad de la guerra...). La guerra .
¡entre todas las cosa una gran perturbadora de la paz de la ciencia! -
¡Increíble! Pese a las guerras, el conocimiento, la emancipación con respecto al sacerdote, aumenta. - Y al viejo Dios se le ocurre una última decisión: “el hombre se ha vuelto científico - no queda otro remedio, ¡hay que ahogarlo!”..."