miércoles, 10 de abril de 2013

Eileen y la empatia. Inspirado en "La fiebre" de Raymond Carver de su libro de cuentos "Catedral". Sebasttian Elichiry


Eileen Y Richard llegaron a la casa que él había rentado. Era en la playa, pequeña, pero daba al mar, y eso no tenia precio para ella.
 Ese  día bajó la gastada  escalera de madera  hasta la arena cálida aún  y hundió sus pies, la temperatura del verano permanecía en ella. Caminó en dirección al agua.
 Richard la miraba desde el pequeño deck de la casa.
 La sensación de Eileen era de una profunda melancolía, había dejado atrás a sus hijos a su marido, quería ser artista, pero aún  sentía pesada esa carga afectiva que  la hacia dudar; giro y miro a Richard; le regalo una tímida sonrisa que no pudo sostener y volvió su vista al mar.
Siguió caminando, miro su ropa, casi toda eran regalos de Carlyle, entonces fue despojándose de todo, desanudo el pequeño cinto del vestido y lo dejo caer, se quitó el sombrero de ala ancha, luego el vestido, y  terminó por sacarse la ropa interior.
 En el lugar y a esa hora no había un alma. Quedo desnuda, aspiro fuerte las corrientes marítimas del pacifico, sabían a sal intensamente, las olas inundaron sus pies, entonces se hundió un poco en la arena, el mar al retroceder envolvían sus talones con fuerza, la invitaban a entrar. Permaneció así un buen rato, quedó hipnotizada mirando la espuma que se arremolinaba en sus pies y talones.
Richard la observo todo ese  rato, y luego entró a la casa.
El viento soplaba fuerte, y sentirlo en su cuerpo desnudo era nuevo para ella
 Conocía la costa este de  otro viaje, pero el rugir y la bravura del Pacifico eran nuevos para ella.
 Finalmente, cuando sintió aclimatada sus piernas, se lanzó al mar.
El agua estaba extrañamente tibia, aun conservaba  esos grados que el sol del verano le sube. Eileen nadó hasta superar la rompiente, para su sorpresa al otro lado , la superficie estaba calma, se sumergió unos segundos y abrió los ojos, el fondo estaba cerca de sus pies, no era un lugar  profundo o en apariencia peligroso. Entonces dejo que su cuerpo flotara, extendió sus brazos y se mantuvo así un largo rato con la mirada perdida  en el cielo, dejándose mecer por la corriente que luego se transformaría en ola.
 Escuchaba el oleaje y su respiración, luego el agua  empezó a perder fuerza y su respiración ganó intensidad; sentía que su pecho se hinchaba de aire y emergía a la superficie, al poco tiempo se sumo el latido del corazón, cerró los ojos y escuchó fuerte y claro, como en una caja de resonancia el entrar y salir del aire que con las pulsaciones de su corazón joven, inundaron todo.
  Primero tomaba largas bocanadas de aire y exhalaba largamente también. Luego, empezó por tomar menos aire y exhalar de igual modo, sacando todo el oxigeno. Entonces  parte del cuerpo empezó a hundirse, menos aire en su interior , mas exhalación. Hasta que sin darse cuenta casi, solo  su rostro quedo  fuera del agua, el resto del cuerpo se mecía placidamente bajo el agua. Vista desde arriba, el rostro de Eileen estaba solo, sin cuerpo, rodeado del reflejo del cielo azul en el mar. Y así, fue como Eileen tomo una mínima cantidad de aire por ultima vez, exhaló y apenas conservando un poco de aire en los pulmones se hundió en el mar y desapareció.
 Su cuerpo se sumergió y, sus pies tocaron el fondo. No se movió, dejó que la corriente submarina la meciera tímidamente, sus pies tocaban segundos la arena.
Abrió los ojos.
El azul del horizonte submarino era infinito. La mirada se le nublo, todo se volvió blanco, y  volvió al momento del nacimiento de sus hijos, se vio pariendo, vio a Carlyle a su lado tomándole la mano, diciéndole- Empuja!!,  falta  poco,  sintió a Keith salir y vio a Sarah en el momento que se la entregaban en brazos, recordó a Carlyle llorar de la emoción, y sintió el salado sabor de las lágrimas en su boca.
 Vio a Carlyle besándola en una fiesta, luego una  habitación llena de jóvenes durmiendo en el piso acurrucados, se vio ella misma mirandolo a los ojos.
 Sintió como  le tomaba la mano , le ponía el anillo de casados, y el beso suave de la iglesia.
Pasaron  por su mente como en  una película momentos de su vida pasada de manera nítida  y con  detalles casi sobrenaturales. Los sentidos, los besos y las caricias, y también insignificantes  detalles como la ropa, los peinados, el clima, cosas que la memoria  parecía  haber perdido y que ahora sumergida en el mar y con escasos segundos de aire volvían a su cabeza  en una   catarata avasallante e imparable.
 Sentía con detalle, partes de su cuerpo,  los niños, olores, y por sobre todo a Carlyle.
 La última imagen de él era una respuesta,
 “No te aceptaría de otra manera”.
 Entonces el poco aire que tenía en sus pulmones se acabó y tuvo que salir de ese trance; pateó el fondo y  subió a la superficie. Exhaló violentamente. Aún  estaba impactada por la experiencia que había tenido. Nadó  rápidamente hacia la orilla y luego
corrió hacia la cabaña , casi gritaba  por la  excitación que tenía, estaba feliz, llena de vida y al mismo tiempo con un irrefrenable deseo de escuchar  a su Carlyle.
Subió las escaleras de la casa,
 Richard la miro con sorpresa, le pasó una toalla, entonces sonó el teléfono.
 Richard atendió – Hola, Carlyle…Espera un momento…
. Richard le pasó el teléfono a Eileen - ¿Qué tal, Carlyle? ¿Cómo están los niños? Háblame de ti.