I
Me pregunto qué
quieres. Saber o que te diga.
Me
pregunto qué piensas.
Si
después de este tiempo de amor puesto en el frezzer,
aciertas a pensarme por costumbre, por reacción alérgica, es decir,
por rechazo, a todo lo vertido sobre esa imagen tuya que solo entre
mis manos existe para nada.
Me pregunto qué
siente alguien de tu calibre, a quien todos mis versos le patinan, le
escurren, como una mala lluvia de domingo a la tarde.
II
Ganarse la vida
suena tan tonto
como comprar
una vida
cuando debiera
ya tenerla
para qué
qué haría
con una
con otra
ni idea
quizá tan solo
esto
gastarla
en madrugadas
rondando
por tu nombre
como largo pasillo
de una guardia
pretender
el olvido
sanitario
practicar
cuarentena
ponerme mil
excusas
donde quiera
que estaba
vivía
antes
de vos.
III
Me
puse en cuarentena porque toca. Es la mejor medida. Corresponde.
Restaura.
Me
puse en cuarentena mientras veo llegar tu futuro perfecto, sano como
un anuncio made
in Oslo.
IV
No quieres saber
nada de mi nombre. Ninguna de mis letras te interesa. Vas borrándome
en todo como dicen que entonces a ciertos faraones se les desbarataba
la existencia. Cosa de un buen escriba, prolijo y aplicado, que
deshiciera el tiempo.
Qué
hermoso ahora sería oxigenar memoria con un cortocircuito
programado.
Press delete.
V
Me
voy
despediré
más tarde
a mis tontas
excusas
para
amarte
como si hiciera
bien
o falta
o