martes, 16 de abril de 2013

"Maximilian" basado en el cuento "Cómo se salvó Wang-Fò" de Marguerite Yourcenar (corregido). Sebastian Elichiry


Maximilian miraba el cuadro concentrado. A su lado dos hombres de riguroso saco y corbata, con comunicadores en sus oídos miraban fijamente a Maximilian. Tenían la orden especifica de, primero no mirar el cuadro bajo ningún punto de vista, segundo, tener la vista fija en el señor Maximilian y tercero, si el cuadro comenzaba a afectar el estado del señor Maximilian,  debían  de sacar de su abstracción al acaudalado coleccionista.

Pero, que significaba a aquello de afectar al señor Maximilian?. Cuando los dos guardaespaldas del señor Maximilian fueron seleccionados, una razón fundamental era que pudiesen enfrentarse a la situación de que el cuadro que el señor Maximilian observaba en ese preciso momento no era un cuadro cualquiera.

Ese cuadro pertenecía a la colección de objetos más extraños del mundo. La pintura en si, tenia una  peculiaridad. A simple vista el lienzo era un conjunto de manchas sin ningún valor aparente, ni artístico ni económico, el autor, era un misterio. Lo increíble era que al ser observado durante un tiempo mayor al de una simple mirada, las manchas  comenzaban  a tomar forma, esas manchas aleatorias cobraban vida, eso si, solo para aquel que fijase la vista en el.

Las formas o los dibujos que el cuadro adoptaba eran un reflejo del deseo del observador, si el observador deseaba ver un cuadro cubista, el cuadro adoptaba las formas y los colores de un cuadro cubista, si el observador deseaba o pensaba en una imagen abstracta, el cuadro reordenaba sus colores en una forma abstracta y bella. Si lo que el observador imaginaba carecía de colores y tan solo de grafismos con carbonilla se trataba, el cuadro adoptaba esa estética.

¿Como lo sabían los guardaespaldas del señor Maximilian? Pues bien, además de ser seleccionados por sus aptitudes físicas, psíquicas y culturales (inclusive) se los sometía a la experiencia del cuadro. Como el señor Maximilian también exigía a sus guardaespaldas un cierto nivel  de apreciación del arte, esta experiencia explicaba el porque de su función. Uno a cada lado del señor Maximilian.

El cuadro luego de un tiempo, podía atrapar  al observador. Este hecho también fue graficado através de un video instructivo que los guardaespaldas como todo el personal de seguridad del lugar estaba obligado a mirar. En el video, no solo se veía como el cuadro absorbía a un analista de lienzos y pinturas que fue preso del hipnótico cuadro, sino también toda la  serie de medidas de seguridad que debían respetarse a raja tabla en el panteón de obras extrañas del señor Maximilian.

Cada una de las personas que trabajaban para el señor Maximilian firmaban un contrato de confidencialidad de lo que viesen, y escuchasen  dentro de la fastuosa mansión del excéntrico coleccionista, perdida en algún pico montañoso circundante al Himalaya.

El lugar era realmente impresionante, el salón del cuadro tenia la forma de un inmenso barco, de hecho fue construido sobre el casco de un barco de un famoso pirata del Báltico, Sibeth Papinga del 1433.

EL ovalo central del salón estaba rodeado de pinturas y vitrinas con  los mas variados, y  exóticos objetos, en la colección estaban las balas del asesinato de John Lennon, que se dice que al ponerlas bajo la lengua se puede ver el futuro o las balas que se usaron en el asesinato de Kennedy, había también dos raras  estatuas de dos guardias de seguridad de un museo del siglo 19  transformados en  piedra, momias egipcias con sarcófagos poco corrientes, libros , manuscritos perdidos de autores que fueron considerados malditos, un mazo de cartas del tarot que perteneció al tarotista de Churchill y así un
Sinfín de objetos.

En el centro de la cámara sobre uno de los lados estaba  imponente, la  bóveda cerrada donde  según  el mito de los hombres del lugar  el mismo Maximilian conservaba el cadáver de Vlad Teppes Dracul y una cabeza viva de medusa. En el Techo una cúpula de estilo Art Nouveau, con cristales que miran al cielo cerraban el conjunto de esta estructura increíble.

Los  vidrios comenzaron a vibrar, el sonido a lo lejos de un helicóptero fue haciéndose más intenso. Los guardaespaldas de Maximilian, lo sintieron, inmediatamente  uno de ellos recibe un comunicado por su auricular.

 En ese preciso momento el señor Maximilian comenzó a tambalearse suavemente, acción que indicaba que el cuadro afectaba a su observador. Los dos Guarda espaldas lo toman  de los hombros y delicadamente lo alejan del cuadro. El viejo coleccionista da pequeños pasos dudosos hacia atrás y  sale del trance, mira a sus protectores y vuelve en si.

Maximilian- Gracias.

Guarda espaldas- Señor, el helicóptero con el maestro Mei Ling esta llegando.

Maximilian- Perfecto!

Los guarda espaldas toman una plancha que  está montada a un mecanismo detrás del cuadro, la levantan y  queda automáticamente frente al lienzo.

Maximilian rodea el cuadro y va hacia uno de los lados de la sala oval, donde hay una sólida puerta morisca de hierro, los guardaespaldas la abren para el. La puerta da a un pasillo extenso, donde pueden apreciarse cuadros y, obras de autores desaparecidas después de la segunda Guerra que el acaudalado coleccionista compro a contrabandistas de arte y ladrones de guante blanco.

Al final del pasillo otra puerta. Uno de los guarda espaldas marca un código, esta se abre haciendo un sonido de despresurización. La misma da al helipuerto de la inmensa mansión.  El helicóptero maniobra para aterrizar, el intenso viento de las hélices hacen volar las ropas de Maximilian, que esta enfundado en una fina toga de seda árabe cocida con hilos de plata y oro de color borravino opaco.

El maestro Mei Ling baja del helicóptero acompañado de un hombre joven, de origen chino también, de riguroso saco y corbata negros cargando consigo un cuadro protegido y atado con cuerdas. El maestro en cambio viste a la forma antigua, también con una túnica  larga  de seda   verde oscuro  con finos bordados  más claros. Los dos ancianos se saludan con sumo respeto, el acompañante de Mei Ling hace una reverencia agachando la cabeza y el cuerpo ante Maximilian. El coleccionista los invita a pasar.

Los dos ancianos cruzan la puerta, detrás, el acompañante del maestro y recién al final los dos guardaespaldas del señor Maximilian.

En el salón Oval  los esperaba una mesa baja con dos cómodos sillones, El maestro Mei Ling rodeo la mesa con su seguidor y se sentó, detrás de el quedó su acompañante que entrego el cuadro cerrado a los dos guardaespaldas de Maximilian. El coleccionista se sentó delante del maestro chino, con su cuadro mágico detrás.

Enseguida un sirviente trajo te en una tetera de porcelana oscura con unos pequeños cuencos que metódicamente colocó sobre la mesa, con gran reverencia sirvió a los dos ancianos.

Los viejos coleccionistas bebieron con parcimonia, deseándose buena ventura con  pequeños gestos delicados y bellos, casi imperceptibles para el resto de los presentes.

Al terminar, el maestro Mei Ling hizo una seña a su asistente. El, quito el envoltorio del cuadro que llevaba. Detrás  la pintura tenía adosado un trípode, quedando perfectamente expuesto frente a Maximilian.

El Anfitrión hizo una seña también a uno de sus guardaespaldas, que, dando una orden silenciosa por su intercomunicador hizo que la luz del lugar bajase delicadamente y que desde  otro  punto del salón, otra  luminaria   se posara  en  el cuadro de Mei Ling. Como si de un rayo suave de sol se tratara, la imagen del cuadro quedó perfectamente iluminada.

El cuadro era de Wang- Fo y según Mei Ling, como dice la leyenda, fue el cuadro que salvo al pintor del emperador.

Maximilian emocionado con el cuadro, esboza una sonrisa y mira a su amigo.

Maximilian- Como te lo prometí.

Maximilian hace una seña a sus guardaespaldas, estos mueven la mesa, y hacen sitio, El maestro Mei Ling se levanta ayudado por su asistente, en momentos el salón se vacía del mobiliario y quedan los dos ancianos frente al cuadro cubierto.

Los guardaespaldas lo descubren, Maximilian toma de la mano a su amigo que,  ayudado  por su acompañante queda frente al cuadro sin forma.

En seguida las formas y los colores  del cuadro adoptaron el aspecto de una montaña, era el monte Udan! Pensó Mei Ling. En la base se le aparecieron los campos de arroz, las flores, los árboles, todo con colore vivos. En un claro, un maestro con sus alumnos practicaban las formas, la grulla, el tigre, la mantis religiosa y en el fondo, recogiendo margaritas, anciana pero reconocible, el gran amor de Mei Ling. Una lagrima cayo por la mejilla del viejo maestro.

Su asistente y Maximilian lo sacan del trance, la emoción en el maestro estaba haciéndose intensa y el cuadro comenzaba a absorberlo. Mei Ling, con lágrimas en el rostro miro intensamente a Maximilian.

Mei Ling- acepto, lo haré.

Maximilian- Gracias viejo amigo.

Maximilian hace una seña a sus guardaespaldas, uno de ellos da una orden por su intercomunicador. Por una puerta sale un grupo de hombres que comienzan a mover todo lo que hay en la sala, arman un atril con un lienzo blanco, a su lado el asistente del maestro coloca la pintura de Wang Fo. Todo queda dispuesto a pocos metros del cuadro mágico. Otro asistente saca de una vitrina una caja de madera grande. La coloca a un lado del lienzo blanco con un soporte a la altura del mismo.

Los dos ancianos se acercan hasta el lienzo blanco y la caja.

Maximilian- esta caja contiene un juego de pinceles que encontré en Turín, habían sido creación de un alquimista judío, que consiguió brindarles a cada pincel, las propiedades de los metales mas nobles de la materia, según esto, las cerdas poseen cualidades alquímicas mágicas que combinadas con tus pigmentos,  obtendras el efecto deseado.

Mei Ling- Lo comprobaremos pronto amigo.

Mei Ling mira a su asistente, este hace una reverencia y de un pequeño morral de cuero que cargaba, saca un juego de frascos pequeños de tintas y pigmentos que dispone sobre la mesa. 

El Maestro comenzó a pintar sobre el lienzo en blanco, observaba la pintura de Wang Fo y la pintura transformista de Maximilian. Con cada trazo, eligiendo los pinceles y los colores, Mei Ling desplegó su arte. Comenzó a copiar la pintura de Wang Fo.

Las horas pasaron sin que aparentemente aconteciese nada, Mei Ling pintaba muy lentamente, se detenía un buen rato frente a los pinceles y a las tintas, su mirada hacia el cuadro mutable era mas bien corta pero intensa, los ojos del maestro brillaban cada vez que se concentraba en el lienzo de Maximilian. Así fue como pasaron las horas, Maximilian sentado a un lado en su sillón se quedo dormido, uno de sus guardaespaldas le trajo un manta, el otro abandono el salón. Mei Ling siguió pintando.

La humedad en los pies de Maximilian lo despertó, se sobresalto por el frío, miro a ambos lados y ninguno de sus guardaespaldas estaba. El Cuadro de Wang Fo chorreaba, levantó la vista y vio a Mei Ling en trance  dar la ultima pincelada a la copia, que a diferencia del original tenia el barco del mítico pintor casi en primer plano, Maximilian miro entonces su cuadro mutable, que ahora era un espejo vivo de las dos pinturas, se podía ver la montaña y las aguas, como el barco de Wang Fo en movimiento.

Maximilian se levanto de un salto, entonces Mei Ling apoyo su pincel en la copia dando por acabada su obra.

Una ola inmensa salio del cuadro de Wang Fo y con la ola, el barco y con el barco Wango Fo y su aprendiz. El salón se inundó igual que en el relato mitológico. Todo fue un caos, los guardaespaldas de Maximilian entraron corriendo al salón y enseguida cayeron al agua, el pequeño barco  comenzó a destrozarlo todo, Mei Ling danzaba sin control en los torbellinos que el agua sin descanso creaba en el lugar, el asistente se abalanzó para rescatarlo. Tomado del barco de Wang Fo, consiguió tomar a su protegido, Maximilian pedía socorro a sus guardaespaldas que luchaban por llegar a el.

Entonces, el cuadro mutable, comenzó a absorberlo todo, todo lo que había en el salón, los objetos, el mobiliario, los guardaespaldas, a Maximilian y por supuesto al barco de Wang Fo que llevaba además  dos polizones, Mei Ling  sostenido por su asistente.

Todos, entraron  en el cuadro.

El salón y  la inmensa mansión situada  en un pico  cercano al Himalaya fueron  vorazmente  deglutidos.

Todo fue silencio.

Un Joven Guardia de museo observa en un cinematógrafo la entrada del ejército alemán a Basilea. Esta casi solo en el lugar, detrás una pareja se besa ruidosamente.
 La entrada del ejército Nazi le hizo correr un escalofrío por la espalda. Cuantas obras del  museo se robaran esos bárbaros pensó.

Seguido a las imágenes de hombres marchando sobrevino un extraño inter titulo. “Sorprendente descubrimiento en el Himalaya”, El interlocutor rezaba: “ Dos alpinistas Suizos, descubrieron en el ascenso  a la famosa montaña, un cuadro enterrado en la nieve!” . En la pantalla aparecieron dos alpinistas jóvenes que mostraban con orgullo y sonrisas un lienzo muy deteriorado, pero en el que a pesar de ello, podía verse una montaña y un barco.

El Joven guardia de museo experimentó una sensación única, y extraña,  conocía ese cuadro, no solo lo conocía, si no que tenia, por muy sobrenatural que pareciese, la  sensación, de que ese cuadro, le había pertenecido, como si hubiese sido suyo en otro tiempo, como si de una herencia fantástica se tratase y que  por un capricho del cosmos ahora reapareciese.

Por poco salta de su butaca, la emoción lo inundo, rápido recordó que podría ser la hora de volver al trabajo y miro su reloj de bolsillo, efectivamente era la hora de volver, se levantó dejando a la pareja solitaria en aquel cine. Salio a la calle, portaba un uniforme gris cerrado con un camisa blanca y un corbatín, unos pantalones Bridges y una gorra que se puso de inmediato al pegarle el sol.

En la calle, la imagen del cinematógrafo se repetía, soldados alemanes marchaban por las calles de Basilea, el joven los miró y se percato que la pequeña chapa que llevaba en  su pecho estaba torcida, la acomodó, en ella se podía leer perfectamente el nombre de Maximilian Müller.