miércoles, 3 de abril de 2013

Michel Foucault, "La verdad y las formas jurídicas" 16 de junio de 1974.


" La acumulación de la riqueza y del poder de las armas y la concentración del poder judicial en las manos de unos pocos constituyen un mismo proceso que estuvo en vigor en la alta Edad Media, que alcanzó su madurez en el momento de la formación de la primer gran monarquía medieval, a mediados o finales del siglo XII. En este momento surgen realidades totalmente nuevas en relación con la sociedad feudal, con el imperio carolingio y con las antiguas reglas del derecho Romano.

1. Surge una justicia que ya no es disputa entre individuos y libre aceptación por parte de éstos de una serie de reglas de conciliación judicial sino que, por el contrario, se impondrá desde arriba a los individuos, a los adversarios, a las partes. A partir de entonces los individuos ya no gozarán del derecho de resolver, regular o irregularmente, sus litigios, deberan someterse a un poder exterior a ellos que se impone como poder judicial y como poder político.

2. Surge un personaje totalmente nuevo, sin precedentes en el derecho romano: el Fiscal. Este curioso personaje que hace su entrada en Europa en torno al siglo XII, se presenta como el representante del soberano, del rey o del señor. Desde el momento en el que se produce un crimen, un delito o una disputa entre dos individuos, el fiscal se presenta como respresentante de un poder lesionado por el único hecho de que tuvo lugar un delito o un crimen. El fiscal se convierte en el doble de la víctima, apoyará a aquel a aquel que debería presentar la demanda diciendo: "Si bien es cierto que este hombre ocasionó daños a otro, yo, representante del soberano, puedo afirmar que el soberano, su poder , el orden que le permite reinar, la ley que ha establecido, han sido tambien lesionados por este individuo. Así pues yo tambien me enfrenteo a el". El soberano, el poder politico, llegan de este modo poco a poco a desdoblar, a remplazar a la víctima. Este fenómeno absolutamente nuevo permitirá que el poder político se apropie de los procedimientos judiciales. El fiscal, por tanto, se presenta como el representante del soberano lesionado por el delito"