martes, 30 de abril de 2013

Rainer Maria Rilke "Sonetos a Orfeo"


XVIII

Escuchas, señor, a lo nuevo
resonar y temblar?
A ensalzarlo
vienen los herlados

Verdad es que ningun oido
esta del estrepito a salvo,
pero el mundo de la maquina
quiere ser alabado ahora.

Mira, la maquina:
como se revuelca y se venga,
como nos deforma y agobia

Pero aunque tenga de nosotros la fuerza,
que ella, sin pasion,
sirva y funcione.

domingo, 28 de abril de 2013

"La Criada" inspirado en "La metamorfosis" de Kafka. Sebastian Elichiry


Pocas veces intercedo personalmente, pocas veces asciendo a ver la vida que por norma quito. A lo largo de la historia de este mundo, pocas veces presencié el sufrimiento y el final de aquellos a los que me llevo. En esta ocasión como dije, elegí hacer una excepción, el prodigio del hecho lo ameritaba. Extraños son los designios del creador, misteriosos son sus deseos y sobrenaturales pueden ser sus mandatos. Lo que no es ajeno a mi, es que dentro de esa caparazón hay un hombre, un hombre que sufrió una transformación como no había visto desde los tiempos de los egipcios. Por eso ahora ocupo este cuerpo, que era mas pequeño, pero que al recibir mi esencia creció un poco, sus huesos se hicieron notables, su cabello creció y se volvió blanco plata. Soy la persona que tomará el lugar de la última criada que trabajó en una casa en la calle Carlota, frente a un hospital inmenso que no me genera la mas mínima sensación. Tengo que limpiar por las mañanas y por las noches, mi turno es partido, intuyo que los dueños lo querrán así, el prodigio que aconteció entre esas paredes y la idiosincracia de este siglo hacen que estas personas, esta familia, deseen al máximo reserva y secreto. Pobres, no saben que el sacrificio del hijo es tan grande que terminará salvándolos a todos, salvándolos de ellos mismos, miserables. Usaré este cuerpo para observar, pero dejaré a este cuerpo actuar por propia voluntad, el alma que lo habita será como es, permaneceré dentro de él, para ver, acompañar y estar en los últimos dias de Gregor. No se cuántos serán, su condición fantástica rompió con mi capacidad oracular de ver el futuro y sus hechos, por eso también voy a verlo, no se cuando marchará y quiero estar ahí en el momento que pase.

Los primeros días son de un secretismo total, la habitación permanece cerrada y los padres de Gregor no me dicen absolutamente nada, limpio, ordeno por la mañana, ayudo a la señora de la casa con el desayuno, pero básicamente limpio los desajustes de la noche anterior. La señora que habito no se inmuta, es fría y curtida, una mujer que a vivido y visto muchas cosas, en estos primeros días el silencio no hace más que generarle intriga, a mi eso me sirve siempre y cuando no incordie a la familia de Gregor antes de tiempo, no querría tomar su cuerpo para cambiar su voluntad, no lo hago hace siglos en un mortal, no quisiera hacerlo ahora, además, creo que hace tanto de la última vez, que me vería torpe siendo quien soy y usando un cuerpo de materia, de carne y sangre. Debo reconocer que el sentir la sangre correr por las venas de esta vieja criada es entre fascinante y desagradable. Es una mujer mayor, fuerte pero gastada por los años, sus procesos fisiológicos funcionan de manera defectuosa y yo todo lo siento estando dentro de ella. Lo más reconfortante es sentir el aire en sus pulmones, que ahora son mis pulmones, el aire es maravilloso, magma de lo verdadero y absoluto, la nada y el todo, vacío.

La familia tenía ahorros, ahorros que provenían del trabajo de Gregor, como también joyas de otra época, lo perderán todo y saldrán a trabajar los tres. La edad avanzada del padre y la delicada salud de la madre son máscaras, vivirán mucho más, lo se, verán a su hija comprometida y casada, los años de comodidades que les proporcionó el hijo les hizo ganar años de vida y los sacrificios que harán en lo sucesivo no hará más que fortalecerlos. Pero aún es pronto para que lo vean y tal vez sea imposible que entiendan en algun momento el inmenso acto de sacrificio de su hijo y las consecuancias positivas para ellos. No es mi problema, no juzgo más que como un juego privado, mi mano nunca se equivocó en el quién, cómo y cuándo. Yo no me rijo por una moral o una ética mortal.

Finalmente la criada enorme de huesos llamativos y pelo blanco entró a la habitación de Gregor. Pude verlo en toda su belleza a pesar de su evidente deterioro. Es hermoso, conserva casi su tamaño de hombre, pero es insecto. Cucaracha divina, escarabajo perfecto, en otro tiempo hubiese sido adorado, respetado y hoy eres un monstruo. La reacción de la criada es sorprendente, no se asusta. En otro tiempo esta mujer fue oráculo, por eso su entereza.

No me gustan nada los tres hombres que ahora conviven con la familia de Gregor. Hecho un vistazo a sus almas pasadas, son hombres de ciencias ocultas. Uno, el líder, alquimista en un tiempo muy antiguo, asesino de animales y plantas. Los otros dos, brujos en un tiempo más cercano a este, me adoraron, pero no entendieron nada al final de sus antiguas vidas y me temieron, cobardes. Se que la visión de Gregor los atraerá, los restos de esas vidas del pasado los harán permanecer incorrompibles cuando pase, debo estar alerta.

La familia de Gregor en cambio es futil, el pasado de sus almas no guarda ningun hecho mencionable o excepcional, solo Grete merece algo más de atención, ella es especial. Grete en un pasado inmemorial, fue Ninfa. Aún conserva algo de esa aura sobrenatural de los antiguos dioses, por eso su piedad y su amor. Se también que será quien más lo traicione, no me sorprende, las seguidoras de la diosa terrestre también fueron terribles. Ánimas rebeldes, caóticas como la natura misma.

Los insultos de la criada a Gregor son espantosos, lo único bueno es que en esas situaciones puedo verlo, escuchar lo que piensa, pobre Gregor. Si supieran que piensas, veo que lo noble de tí permanece intacto, eres un hombre aún, lo se. Aquí permanezco, velando por ti. No come casi nada, su cuerpo de insecto está visiblemente deteriorado, la manzana en su caparazón es un dolor que no puedo imaginar ni sentir, solo aborrecer por lo absurdo y denigrante.

La noche que Grete toca el violín para esos tres hechiceros es definitiva, Gregor usó lo último que le quedaba de vida para poder ver a su hermana. Esa noche, de manera etérea entre a la casa y pude ver todos los acontecimientos. Dolorosa la reacción del padre, no me sorprende que Grete quebrase su amor, tocando música, recuerdo al pobre Orfeo.
El retorno de Gregor a su habitación es como un vía crucis. Siento que su final está cerca, lo escucho pensar por última vez. Tranquilo Gregor ya todo está por terminar.

Amanece.

La criada entra a la casa, permanecí dentro de ella hasta unos pocos metros antes de que llege. En la puerta, como no podía ser de otra manera esta Gregor mirando hacia arriba, aún no entiende que paso. Me acerco a él en la forma más amena que su alma pueda imaginarme. Me mira.

-          Todo terminó?
-          Si Gregor, todo terminó, eres libre.
-          Pero…mi familia, qué harán ahora?
-          Ven conmigo.

Tomé su mano y lo llevé a un instante en el futuro.

Estamos en el tren que la familia de Gregor decidió tomar para descansar de esa agitada noche que culminó con su muerte. Grete está radiante a pesar de su melancolía. Es una mujer.

Gregor la mira; mira a su padre y finalmente a su madre.

- Gregor, voy a contarte una pequeña historia.

“Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana, un viejo sabio visitó a una familia que vivía en la más extrema pobreza, sólo tenían una raquítica vaca a la que ordeñaban cada mañana. El sabio sufría por esa familia. Un día, la vaca murió. Al tiempo el sabio volvió a ver a esa familia y para su sorpresa los encontró mejor, la vaca había muerto, entonces eso obligó a que toda la familia saliese a buscar comida y trabajo. Con el tiempo estuvieron mejor y el sabio, al volverlos a ver, se alegró. Abandonó a la familia con tranquilidad, finalmente habían decidido poner manos a la obra”…Entiendes ahora Gregor?

Grete fue la primera en pararse al detenerse el tren, la luz que entraba por la ventana del camarote la rodeó, dándole un halo de salud y energía que provenían de un tiempo inmemorial. Entonces Gregor comprendió y sonrió.

jueves, 25 de abril de 2013

"LA EXPERIENCIA NEBULAR." De Juan Salzano. Apenas la segunda sección del ensayo “La experiencia nebular”, éste incluido en su totalidad (cinco secciones) en el libro colectivo: Perfórmatas “X” Alógenos, Bs. As., Allox, 2013 (de próxima aparición).

                    II. El vagabundo de los limbos.

 Difícil separar definitivamente estas líneas enmarañadas. Y, sin embargo, algunos detalles meteorológicos delatan el diferencial, apenas perceptible, de sus dinamismos (según lo que anudan o ponen a circular): un cierto clima, una ráfaga, un aire peculiar. Cuando una función perfórmata se pone en juego, lo que asalta el espacio es una especie de ambiente o humor atmosférico que suele experimentarse como difuso. Algo de la rigidez del ballet reproductivo que nos cincela cada gesto cede. El animal que somos permea o borronea sus contornos, deviene vapor, latido de medusa, danza ameboidal que se percibe a sí misma desmintiéndose a cada contracción, a cada propulsión, en tanto se vuelve efluvio indiscernible, aunque singular, de una negentrópica respiración universal. Cuando accedemos al Afuera, deponemos toda premeditación, incluso y sobre todo aquella que suele guiar la transgresión de una regla. Prehumanos, por indefensión, ingresamos al desierto.
 
Lo que define un medio como desierto (sea selva, calle, isla o mar) no es tanto el hecho de estar o no poblado u ocupado, sino más bien el modo en el que se lo puebla u ocupa. Mientras la acción útil mide el espacio para poder ocuparlo sin tropiezos, la aventura perfórmata ocupa el espacio sin medirlo ni nivelarlo, asumiendo todas sus desviaciones y declinaciones, no como manifestaciones accidentales del entorno sino como la expresión esencial de su naturaleza turbulenta. Así, el desierto y el mar pueden aflorar en los infinitos poros de un espacio cualquiera, siempre y cuando aquel que vaya a ocuparlo haya aprendido a abandonar, en el camino, su maniático sextante. Lo que no implica, desde ya, la inmersión en un puro caos amorfo e inhabitable, pues la forma niveladora no es la única modalidad de composición posible (sobre esto volveremos en la última sección). Decía un joven Deleuze1: “Bajo ciertas condiciones, que le ligan al propio movimiento de las cosas, el hombre no solamente no rompe con el desierto, sino que lo consagra”; si están “suficientemente separados”, si son “suficientemente creadores”, los hombres solamente le darán a la isla “una imagen dinámica de sí misma, una conciencia del movimiento que la produce, hasta el punto de que, a través del hombre, la isla tomará finalmente conciencia de sí misma como isla desierta y sin hombres”. Si es posible caracterizar una isla como esencialmente desierta, es sólo a causa de la actividad marítima que lame incesantemente sus contornos, los hace y deshace, trae y se lleva pedazos de otras islas con la misma aleatoriedad con la que trae y se lleva barcos y náufragos, haciendo, así, de cualquier isla un puro lugar de paso.
 
Aquel que asume su devenir-náufrago aprende, entonces, a deshacer el binarismo, no mediante su reducción a una unidad fagocitadora cualquiera (medición), sino descorchándolo hacia la multiplicidad irreductible de las mareas, las tormentas de arena y el lento e imperceptible desplazamiento pneumático de las dunas: naufragar es renacer a las fraguas del desierto. Medio cósmico de regeneración donde nos recreamos como entidades germinales (Lezama Lima), indisociables de la región hechizada, naciente, que nos inunda. De golpe, atravesamos el limbo cual errantes o planetoides, aunque menos como perplejos residentes de alguno de los infiernos subsidiarios del cristianismo, que como el protagonista (si des-figurado) de aquella serie de historietas sci-fi creada a principios de los 70: El Vagabundo de los Limbos. En el terreno de la literatura, fue sin duda Artaud –en su genial: El ombligo de los limbos– quien supo transitar el espiralado corazón de estos trans-espacios. También Tournier, en un acto de justicia sublime, supo rescatar a Robinson de las manos del civilizado Dafoe, para eyectarlo al desierto elemental en su: Viernes o los limbos del pacífico. Más recientemente, en 1976, el escocés Kenneth White –nómada intelectual2 y creador de la geopoetics–, editaba un libro de prosas llamado: Los limbos incandescentes.

Ya no existe ni hombre ni naturaleza, únicamente el proceso que los produce a uno dentro de la otra y acopla las máquinas”, dirán Deleuze y Guattari en la segunda página de El Antiedipo3 (proyectil pensante que a su vez produjo, dentro de la filosofía, limbos aún hoy imposibles de cerrar), diluyendo el paisaje en una visión cosmológica propicia para la errancia. Porque para el dúo anedípico, el vagabundo de los limbos es precisamente el esquizo (a distancia del despojo clínico manicomialmente transformado), cuyos paseos van conectando su milagroseado cuerpo a las máquinas límbicas de la naturaleza, deslizándolo “como una pieza en tales máquinas”4, como si ya solo pudiese experimentar un estado intermedial entre la vida y la muerte (lo que remite, a su vez, al Bardo Thodol, pues cabe recordar que la traducción más ajustada del título de ese libro no es “Libro tibetano de los muertos”, sino “Libro de la liberación en el estado intermedio”). Si no hay sujetos, códigos u objetos en el Afuera, no es porque se los haya negado, sino porque se los devolvió a su variación continua, a la perpetua fluctuación de un inubicable no man´s land (ríe Barrett en su Madcap). Se accede así a una performance primaria, a la vez movimiento y meditación “del” movimiento, que revela la naturaleza ondulatoria de cualquier estructura.


1 “Causas y razones de las islas desiertas”, en: La isla desierta y otros textos. Textos y entrevistas (1953-1974), Valencia, Pre-textos, 2005, pp. 16-17.

2 De hecho, White defendió una tesis llamada precisamente: El nomadismo intelectual. Uno de los jurados de dicha tesis fue Gilles Deleuze, quien luego la citaría, aún inédita, en su libro: Mil mesetas.

3 El Antiedipo, Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 12.
4 Ibid.

lunes, 22 de abril de 2013

Lorenzo Garcia Vega, extracto de "Muchachas del Tampoco-tampoco" De "Nosotros, los brujos" de Juan Salzano.


Pero...
Pero... he leido que los devenires son fenomenos de evolucion no paralela; he leido que pueden ser considerados como bodas entre dos reinos.
He leido que tener estilo es tartamudear en su propia lengua / he leido sobre la necesidad de ser bilingues, incluso en una sola lengua.
He leido que, entonces, escribir es inseparable de devenir(y he leido que devenir no es lograr una forma(justificacion, mimesis), sino encontrar la zona de proximidad, o de indiferenciacion, donde uno no puede ser mas distinguido de una mujer, un animal o...

O sea, lo que estoy queriendo decir es que ahora, cuando he cumplido ochenta años en esta horrible playa albina donde vivo, me he enconttrado con Deleuze, y con una cita como esta:

  "Es lo mismo que deciamos para los devenires: no es que un termino devenga el otro, sino que cada uno encuentra al otro, un unico devenir que no es comun para los dos, puesto que nada tienen que ver el uno con el otro, si no que esta ente los dos, que tiene su propia direccion, un bloque de devenir, una evolucion a-paralela. Esa es precisamente la doble captura , la abeja y la orquidea: nada que este ni en una ni en otra, aunque pueda llegara intercambiarse, a mezclarse, sino algo que esta entre las dos, feura de las dos y que corre en otra direccion"(Deleuze, Parnet, 1980)

viernes, 19 de abril de 2013

"Corta historia de un divorcio" de Aleara Amati.

Ya es inútil. Sé perfectamente que no tiene ningún sentido continuar con la tarea. El matrimonio está terminado. Apostado en el sillón de un bar, sentado junto a la ventana, espero a que llegue. Estoy nervioso, pero seguro. Decidido a hablar.
Ordeno un café, bien caliente por favor le recalco al mozo, porque no me gusta cuando las cosas que deben permanecer calientes se enfrían.
Está demorada. Es raro en ella, siempre tuvo un sentido muy estricto de la puntualidad.
Será que quizás se imagina lo que quiero decirle, que presiente la razón de este encuentro. Si es honesta consigo misma, y yo sé bien que lo es, probablemente no se sorprenda. Pienso ser claro, no dilatar la conversación con sandeces, ir directo a la cuestión para que no quede lugar a la duda.
Le voy a decir a ella
- Te dije de encontrarnos aquí porque tengo algo que decirte.
Voy a hacer una pausa para que ella asienta verbal y físicamente, y luego voy a continuar sin tapujos
- Me quiero divorciar.
Ella probablemente no va a decir nada, se va a quedar mirándome fijo a los ojos, y yo voy a seguir hablando para fundamentar mi resolución.
- No podés negar que hace mucho tiempo que tenemos problemas, y creo que ahora es el momento. Quiero decir, nuestros hijos ya son grandes, Carlos se está por casar, y si estuvimos juntos estos últimos años fue por ellos.
Sus manos entrelazadas sobre la mesa van a separarse. Ella va a tocarse la alianza, significado de que está triste e incómoda; voy a tratar de acariciarla pero me rechazará quitando la mano del lugar.
- Perdón, pero necesito esto. Ya no dormimos juntos, y cuando lo hacemos estamos uno tan lejos del otro. Es muy difícil. Tú sabes que intentamos, e intentamos, pero ya no puedo intentar más.
Una lágrima rueda por su mejilla. Ahora mira en dirección a la ventana. Ella nunca me deja verla llorar. Ambos vamos a quedarnos en silencio.

Mozo: ¿Más café?
Él: ¿Qué?
Mozo: ¿Si desea más café?
Él: Sí, por favor. El mozo sirve el café. Él: Así está bien, gracias.
Mozo: ¿Le gustaría ver el menú?
Él: No gracias, espero a alguien. El mozo asiente, y se retira.

En silencio la observo. Voy a notar el pequeño gesto que hace con la boca cuando llora, cómo sus labios se humedecen con cada lágrima, esos labios que llenaron mi boca de besos, de caricias, de palabras infinitas. ¿Habré hecho bien?

- Hola, ¿cómo estás? Perdón que se me hizo tarde.
Él sonríe feliz, completamente feliz.
- ¡Hola! No pasa nada, estoy tan contento de verte.
- Pero si nos vimos esta mañana.
- Es que me pasaron tantas cosas…
Ella lo besa y se sienta frente a él. Él la observa sin entender, cómo, aunque sea por un momento, pudo siquiera concebir un futuro sin ella.

miércoles, 17 de abril de 2013

Acerca de Cómo se salvó Wang Fo de Marguerite Yourcenar de Lucila Las Heras.

Wang Fo era un anciano pintor que vivió hace mucho tiempo en los bosques de la inmensa China. Su obra, hermosa, vasta, y rica en detalles, era además muy extensa. Pero él, como todo artista que un día llega a darse cuenta, sabía que nunca llegaría a pintarlo todo. El arte es inmenso y largo, mientras que la vida de un sólo hombre es muy corta.
Esa mañana, Wang Fo había trabajado en la huerta desde el amanecer, apenas descansando para tomar una taza de té y comer una porción de arroz. Cansado, atravesó la habitación, caminando despacio entre sus hermosos lienzos, muchos de ellos sin terminar. Se llevó la mano a la sien y pensó en todo lo que tenía que pintar antes de que se fuera la luz del sol. Acercó lentamente su asiento de madera. Sus piernas, espalda y manos no eran las que alguna vez habían sido, estaban cansadas, y su barba y cabellos largos, siempre perfumados con el aroma de los óleos y las tintas, hacía tiempo que eran blancos.
Fue en ése momento en que Wang Fo entendió que era tiempo de conseguirse un discípulo que lo ayudara y acompañara. Decidido, tomó el más hermoso lienzo en blanco y lo colocó sobre el atril. Tomó la carbonilla, y dejó que su mano la deslizara libremente haciendo los primeros trazos. De a ratos, fumaba su pipa y con cada bocanada, el humo blanco inundaba la habitación.
En el lienzo, dos pequeños círculos comenzaron por ser los ojitos, luego la forma redondeada para el rostro pequeño y las mejillas, el cabello negro, de tinta gruesa y trazos libres, el cuerpo, redondo, infantil y proporcionado, vestido con un bonito chaleco rojo. Wang Fo continuó pintando inspirado, sus manos emprolijaban lentamente los contornos. Las formas que acababa le iban revelando a un niño pequeño, que Wang Fo creyó, debiera tener unos 7 años de edad. El artista trabajó sin descanso, y cuando atardecía, con la escasa luz dentro de la cabaña, terminó los últimos detalles del magnífico retrato. Resopló exhausto, y le dio una bocanada más a la pipa. De entre el humo disperso en la sala, se apareció el niño, que lo miró con sus ojos negrísimos y pequeños, y el chaleco rojo bermellón.
- Me llamo Ling -le dijo con valentía. Wang Fo sonrió detrás de la barba y le preguntó:
- ¿Y sabes quién soy yo?
El niño negó con la cabeza.
- Soy tu maestro.

Pasaron los días y semanas, y las cosas no parecían más simples para Wang Fo. El niño era travieso, se metía en todas partes, era ruidoso, y revoltoso. Wang Fo pensó entonces que no había traído a un discípulo sino más bien a un jovencito salvaje. Sumado al trabajo en las pinturas y en la huerta, enseñarle a Ling era una tarea ardua, porque el niño no quería obedecer a sus instrucciones. Wang Fo, paciente, intentaba instruirlo en el trabajo de la plantación, las formas y colores, y sobre todo en la observación, pero todo aquello requería de mucha paciencia. Para Wang Fo, para poder pintar primero tenía que aprender a mirar. Pero el pequeño Ling, de carácter impulsivo, no podía estar sentado más que unos minutos, y prefería salir a correr a las aves en el bosque, tirar piedras, hacer pozos en la tierra, y jugar afuera en las tardes de lluvia.

Conforme pasaban los días, Wang Fo, apenado, ya no estaba seguro de que tener un discípulo había sido una buena idea. Estaba muy cansado, su salud se había debilitado y tosía constantemente. Le dolía mucho ver que sus enseñanzas no le interesaban a Ling. Pero lo que más lo debilitaba era ver al niño frustrarse cuando intentaba dibujar. No le gustaban sus manchones y garabatos de principiante, tiraba los pinceles al suelo y se negaba a volver a intentarlo. ¡¿Por qué tengo qué hacer esto?! – le gritaba.

Un día, ya sin muchas esperanzas, Wang Fo se acercó al niño y le dijo que iba a mostrarle un truco, pero para que realmente funcionara, debía observar muy bien. Si acaso dejara de mirar, la magia no funcionaría. Ling aceptó el juego y prometió quedarse muy quieto hasta que el truco de magia estuviera completo. Wang Fo comenzó a pintar y Ling desconfiaba. ¿Dónde estaba la magia? Pero las manos de Wang Fo no se detuvieron, y pintaron y pintaron, hasta que por fin dieron forma a un hermoso pájaro de plumas rojas, que saliendo del cuadro se posó en sus manos. Ling, maravillado, se acercó a acariciarla. ¡Es magia! Dijo. Y Wang Fo, aunque tosía, sonrió.
Durante los días y años siguientes el pequeño Ling se tomó en serio sus tareas. Wang Fo lo observaba pintar, y sobre todo observar durante largo tiempo a las aves, las hortalizas, las gotas de lluvia acumularse en la tierra. Wang Fo cuidaba de la huerta, se sentaba a la mesa, pintaba, y por las noches se iba a dormir y allí estaba el niño, mirándolo, observando, contemplando sus movimientos, sus manos arrugadas, cada rincón de su expresión, contando sus cabellos. Wang Fo, cada vez más cansado y con su salud delicada, encontraba el comportamiento del niño muy divertido, y aunque nunca había visto a ningún pintor trabajar de esa forma, se alegró de que al menos se hubiera disciplinado. Él ya casi no contaba con fuerzas para hacer mucho más, por las noches se agitaba, y le costaba respirar. Ahora era Ling, el que se levantaba más temprano, sacaba el agua del pozo y preparaba el te, el que limpiaba el pescado, y cuidaba las cosechas. Wang Fo estaba delicado, y un día, ya no despertó. La ceremonia de entierro se llevó a cabo en el bosque, donde Ling, desconsolado, siendo todavía poco más que un niño, despidió a su maestro.
El jovencito regresó a la cabaña y contempló las obras de su maestro y las suyas. Queriendo emular todo lo que él le había enseñado, se sentó en el pequeño asiento de madera y comenzó a pintar. Pintó y pintó, largos años pasaron, en los que Ling aprendió a cuidarse solo, a pintar con la salida del sol, y a cuidar de la huerta. Viajaba al pueblo, donde vendía hortalizas. Nunca había querido vender las pinturas del maestro, pero las suyas empezaban a venderse, poco a poco, aunque a Ling eso no le importaba demasiado. Él quería hacer magia. Recordó los detalles del rostro de su maestro y sin pensar, deslizó las manos sobre el lienzo. Primeros dibujó los ojos rasgados, el lacio cabello blanco, el vestido azul. Los días y años pasaron, y Ling siempre volvía a retomar el retrato. Cada vez estaba más cerca. Hasta que un día, cuando Ling ya era un jovencito con esbozos de barba en el rostro, lo terminó. Creyendo haber fracasado, se cubrió el rostro, y comenzó a llorar, pero el llanto se interrumpió. Allí estaba el maestro, de pie en la habitación, caminando despacio. Wang Fo al principio no reconoció a su discípulo. Ling estaba muy cambiado. No llegó a contemplarlo en detalle que el chico se le echó encima, y en un arrebato, lo abrazó.

martes, 16 de abril de 2013

"Maximilian" basado en el cuento "Cómo se salvó Wang-Fò" de Marguerite Yourcenar (corregido). Sebastian Elichiry


Maximilian miraba el cuadro concentrado. A su lado dos hombres de riguroso saco y corbata, con comunicadores en sus oídos miraban fijamente a Maximilian. Tenían la orden especifica de, primero no mirar el cuadro bajo ningún punto de vista, segundo, tener la vista fija en el señor Maximilian y tercero, si el cuadro comenzaba a afectar el estado del señor Maximilian,  debían  de sacar de su abstracción al acaudalado coleccionista.

Pero, que significaba a aquello de afectar al señor Maximilian?. Cuando los dos guardaespaldas del señor Maximilian fueron seleccionados, una razón fundamental era que pudiesen enfrentarse a la situación de que el cuadro que el señor Maximilian observaba en ese preciso momento no era un cuadro cualquiera.

Ese cuadro pertenecía a la colección de objetos más extraños del mundo. La pintura en si, tenia una  peculiaridad. A simple vista el lienzo era un conjunto de manchas sin ningún valor aparente, ni artístico ni económico, el autor, era un misterio. Lo increíble era que al ser observado durante un tiempo mayor al de una simple mirada, las manchas  comenzaban  a tomar forma, esas manchas aleatorias cobraban vida, eso si, solo para aquel que fijase la vista en el.

Las formas o los dibujos que el cuadro adoptaba eran un reflejo del deseo del observador, si el observador deseaba ver un cuadro cubista, el cuadro adoptaba las formas y los colores de un cuadro cubista, si el observador deseaba o pensaba en una imagen abstracta, el cuadro reordenaba sus colores en una forma abstracta y bella. Si lo que el observador imaginaba carecía de colores y tan solo de grafismos con carbonilla se trataba, el cuadro adoptaba esa estética.

¿Como lo sabían los guardaespaldas del señor Maximilian? Pues bien, además de ser seleccionados por sus aptitudes físicas, psíquicas y culturales (inclusive) se los sometía a la experiencia del cuadro. Como el señor Maximilian también exigía a sus guardaespaldas un cierto nivel  de apreciación del arte, esta experiencia explicaba el porque de su función. Uno a cada lado del señor Maximilian.

El cuadro luego de un tiempo, podía atrapar  al observador. Este hecho también fue graficado através de un video instructivo que los guardaespaldas como todo el personal de seguridad del lugar estaba obligado a mirar. En el video, no solo se veía como el cuadro absorbía a un analista de lienzos y pinturas que fue preso del hipnótico cuadro, sino también toda la  serie de medidas de seguridad que debían respetarse a raja tabla en el panteón de obras extrañas del señor Maximilian.

Cada una de las personas que trabajaban para el señor Maximilian firmaban un contrato de confidencialidad de lo que viesen, y escuchasen  dentro de la fastuosa mansión del excéntrico coleccionista, perdida en algún pico montañoso circundante al Himalaya.

El lugar era realmente impresionante, el salón del cuadro tenia la forma de un inmenso barco, de hecho fue construido sobre el casco de un barco de un famoso pirata del Báltico, Sibeth Papinga del 1433.

EL ovalo central del salón estaba rodeado de pinturas y vitrinas con  los mas variados, y  exóticos objetos, en la colección estaban las balas del asesinato de John Lennon, que se dice que al ponerlas bajo la lengua se puede ver el futuro o las balas que se usaron en el asesinato de Kennedy, había también dos raras  estatuas de dos guardias de seguridad de un museo del siglo 19  transformados en  piedra, momias egipcias con sarcófagos poco corrientes, libros , manuscritos perdidos de autores que fueron considerados malditos, un mazo de cartas del tarot que perteneció al tarotista de Churchill y así un
Sinfín de objetos.

En el centro de la cámara sobre uno de los lados estaba  imponente, la  bóveda cerrada donde  según  el mito de los hombres del lugar  el mismo Maximilian conservaba el cadáver de Vlad Teppes Dracul y una cabeza viva de medusa. En el Techo una cúpula de estilo Art Nouveau, con cristales que miran al cielo cerraban el conjunto de esta estructura increíble.

Los  vidrios comenzaron a vibrar, el sonido a lo lejos de un helicóptero fue haciéndose más intenso. Los guardaespaldas de Maximilian, lo sintieron, inmediatamente  uno de ellos recibe un comunicado por su auricular.

 En ese preciso momento el señor Maximilian comenzó a tambalearse suavemente, acción que indicaba que el cuadro afectaba a su observador. Los dos Guarda espaldas lo toman  de los hombros y delicadamente lo alejan del cuadro. El viejo coleccionista da pequeños pasos dudosos hacia atrás y  sale del trance, mira a sus protectores y vuelve en si.

Maximilian- Gracias.

Guarda espaldas- Señor, el helicóptero con el maestro Mei Ling esta llegando.

Maximilian- Perfecto!

Los guarda espaldas toman una plancha que  está montada a un mecanismo detrás del cuadro, la levantan y  queda automáticamente frente al lienzo.

Maximilian rodea el cuadro y va hacia uno de los lados de la sala oval, donde hay una sólida puerta morisca de hierro, los guardaespaldas la abren para el. La puerta da a un pasillo extenso, donde pueden apreciarse cuadros y, obras de autores desaparecidas después de la segunda Guerra que el acaudalado coleccionista compro a contrabandistas de arte y ladrones de guante blanco.

Al final del pasillo otra puerta. Uno de los guarda espaldas marca un código, esta se abre haciendo un sonido de despresurización. La misma da al helipuerto de la inmensa mansión.  El helicóptero maniobra para aterrizar, el intenso viento de las hélices hacen volar las ropas de Maximilian, que esta enfundado en una fina toga de seda árabe cocida con hilos de plata y oro de color borravino opaco.

El maestro Mei Ling baja del helicóptero acompañado de un hombre joven, de origen chino también, de riguroso saco y corbata negros cargando consigo un cuadro protegido y atado con cuerdas. El maestro en cambio viste a la forma antigua, también con una túnica  larga  de seda   verde oscuro  con finos bordados  más claros. Los dos ancianos se saludan con sumo respeto, el acompañante de Mei Ling hace una reverencia agachando la cabeza y el cuerpo ante Maximilian. El coleccionista los invita a pasar.

Los dos ancianos cruzan la puerta, detrás, el acompañante del maestro y recién al final los dos guardaespaldas del señor Maximilian.

En el salón Oval  los esperaba una mesa baja con dos cómodos sillones, El maestro Mei Ling rodeo la mesa con su seguidor y se sentó, detrás de el quedó su acompañante que entrego el cuadro cerrado a los dos guardaespaldas de Maximilian. El coleccionista se sentó delante del maestro chino, con su cuadro mágico detrás.

Enseguida un sirviente trajo te en una tetera de porcelana oscura con unos pequeños cuencos que metódicamente colocó sobre la mesa, con gran reverencia sirvió a los dos ancianos.

Los viejos coleccionistas bebieron con parcimonia, deseándose buena ventura con  pequeños gestos delicados y bellos, casi imperceptibles para el resto de los presentes.

Al terminar, el maestro Mei Ling hizo una seña a su asistente. El, quito el envoltorio del cuadro que llevaba. Detrás  la pintura tenía adosado un trípode, quedando perfectamente expuesto frente a Maximilian.

El Anfitrión hizo una seña también a uno de sus guardaespaldas, que, dando una orden silenciosa por su intercomunicador hizo que la luz del lugar bajase delicadamente y que desde  otro  punto del salón, otra  luminaria   se posara  en  el cuadro de Mei Ling. Como si de un rayo suave de sol se tratara, la imagen del cuadro quedó perfectamente iluminada.

El cuadro era de Wang- Fo y según Mei Ling, como dice la leyenda, fue el cuadro que salvo al pintor del emperador.

Maximilian emocionado con el cuadro, esboza una sonrisa y mira a su amigo.

Maximilian- Como te lo prometí.

Maximilian hace una seña a sus guardaespaldas, estos mueven la mesa, y hacen sitio, El maestro Mei Ling se levanta ayudado por su asistente, en momentos el salón se vacía del mobiliario y quedan los dos ancianos frente al cuadro cubierto.

Los guardaespaldas lo descubren, Maximilian toma de la mano a su amigo que,  ayudado  por su acompañante queda frente al cuadro sin forma.

En seguida las formas y los colores  del cuadro adoptaron el aspecto de una montaña, era el monte Udan! Pensó Mei Ling. En la base se le aparecieron los campos de arroz, las flores, los árboles, todo con colore vivos. En un claro, un maestro con sus alumnos practicaban las formas, la grulla, el tigre, la mantis religiosa y en el fondo, recogiendo margaritas, anciana pero reconocible, el gran amor de Mei Ling. Una lagrima cayo por la mejilla del viejo maestro.

Su asistente y Maximilian lo sacan del trance, la emoción en el maestro estaba haciéndose intensa y el cuadro comenzaba a absorberlo. Mei Ling, con lágrimas en el rostro miro intensamente a Maximilian.

Mei Ling- acepto, lo haré.

Maximilian- Gracias viejo amigo.

Maximilian hace una seña a sus guardaespaldas, uno de ellos da una orden por su intercomunicador. Por una puerta sale un grupo de hombres que comienzan a mover todo lo que hay en la sala, arman un atril con un lienzo blanco, a su lado el asistente del maestro coloca la pintura de Wang Fo. Todo queda dispuesto a pocos metros del cuadro mágico. Otro asistente saca de una vitrina una caja de madera grande. La coloca a un lado del lienzo blanco con un soporte a la altura del mismo.

Los dos ancianos se acercan hasta el lienzo blanco y la caja.

Maximilian- esta caja contiene un juego de pinceles que encontré en Turín, habían sido creación de un alquimista judío, que consiguió brindarles a cada pincel, las propiedades de los metales mas nobles de la materia, según esto, las cerdas poseen cualidades alquímicas mágicas que combinadas con tus pigmentos,  obtendras el efecto deseado.

Mei Ling- Lo comprobaremos pronto amigo.

Mei Ling mira a su asistente, este hace una reverencia y de un pequeño morral de cuero que cargaba, saca un juego de frascos pequeños de tintas y pigmentos que dispone sobre la mesa. 

El Maestro comenzó a pintar sobre el lienzo en blanco, observaba la pintura de Wang Fo y la pintura transformista de Maximilian. Con cada trazo, eligiendo los pinceles y los colores, Mei Ling desplegó su arte. Comenzó a copiar la pintura de Wang Fo.

Las horas pasaron sin que aparentemente aconteciese nada, Mei Ling pintaba muy lentamente, se detenía un buen rato frente a los pinceles y a las tintas, su mirada hacia el cuadro mutable era mas bien corta pero intensa, los ojos del maestro brillaban cada vez que se concentraba en el lienzo de Maximilian. Así fue como pasaron las horas, Maximilian sentado a un lado en su sillón se quedo dormido, uno de sus guardaespaldas le trajo un manta, el otro abandono el salón. Mei Ling siguió pintando.

La humedad en los pies de Maximilian lo despertó, se sobresalto por el frío, miro a ambos lados y ninguno de sus guardaespaldas estaba. El Cuadro de Wang Fo chorreaba, levantó la vista y vio a Mei Ling en trance  dar la ultima pincelada a la copia, que a diferencia del original tenia el barco del mítico pintor casi en primer plano, Maximilian miro entonces su cuadro mutable, que ahora era un espejo vivo de las dos pinturas, se podía ver la montaña y las aguas, como el barco de Wang Fo en movimiento.

Maximilian se levanto de un salto, entonces Mei Ling apoyo su pincel en la copia dando por acabada su obra.

Una ola inmensa salio del cuadro de Wang Fo y con la ola, el barco y con el barco Wango Fo y su aprendiz. El salón se inundó igual que en el relato mitológico. Todo fue un caos, los guardaespaldas de Maximilian entraron corriendo al salón y enseguida cayeron al agua, el pequeño barco  comenzó a destrozarlo todo, Mei Ling danzaba sin control en los torbellinos que el agua sin descanso creaba en el lugar, el asistente se abalanzó para rescatarlo. Tomado del barco de Wang Fo, consiguió tomar a su protegido, Maximilian pedía socorro a sus guardaespaldas que luchaban por llegar a el.

Entonces, el cuadro mutable, comenzó a absorberlo todo, todo lo que había en el salón, los objetos, el mobiliario, los guardaespaldas, a Maximilian y por supuesto al barco de Wang Fo que llevaba además  dos polizones, Mei Ling  sostenido por su asistente.

Todos, entraron  en el cuadro.

El salón y  la inmensa mansión situada  en un pico  cercano al Himalaya fueron  vorazmente  deglutidos.

Todo fue silencio.

Un Joven Guardia de museo observa en un cinematógrafo la entrada del ejército alemán a Basilea. Esta casi solo en el lugar, detrás una pareja se besa ruidosamente.
 La entrada del ejército Nazi le hizo correr un escalofrío por la espalda. Cuantas obras del  museo se robaran esos bárbaros pensó.

Seguido a las imágenes de hombres marchando sobrevino un extraño inter titulo. “Sorprendente descubrimiento en el Himalaya”, El interlocutor rezaba: “ Dos alpinistas Suizos, descubrieron en el ascenso  a la famosa montaña, un cuadro enterrado en la nieve!” . En la pantalla aparecieron dos alpinistas jóvenes que mostraban con orgullo y sonrisas un lienzo muy deteriorado, pero en el que a pesar de ello, podía verse una montaña y un barco.

El Joven guardia de museo experimentó una sensación única, y extraña,  conocía ese cuadro, no solo lo conocía, si no que tenia, por muy sobrenatural que pareciese, la  sensación, de que ese cuadro, le había pertenecido, como si hubiese sido suyo en otro tiempo, como si de una herencia fantástica se tratase y que  por un capricho del cosmos ahora reapareciese.

Por poco salta de su butaca, la emoción lo inundo, rápido recordó que podría ser la hora de volver al trabajo y miro su reloj de bolsillo, efectivamente era la hora de volver, se levantó dejando a la pareja solitaria en aquel cine. Salio a la calle, portaba un uniforme gris cerrado con un camisa blanca y un corbatín, unos pantalones Bridges y una gorra que se puso de inmediato al pegarle el sol.

En la calle, la imagen del cinematógrafo se repetía, soldados alemanes marchaban por las calles de Basilea, el joven los miró y se percato que la pequeña chapa que llevaba en  su pecho estaba torcida, la acomodó, en ella se podía leer perfectamente el nombre de Maximilian Müller.

lunes, 15 de abril de 2013

De "EL TEATRO FUTURISTA SINTETICO" (Atecnico - Dinamico - Simultaneo Autonomo - Alogico - Irreal - 11 de enero - 18 de febrero 1915) Marinetti - Settimelli, Cobra.


6. Es estupido someterse a las imposiciones del crescendo, de la preparacion y del maximo efecto final.

7. Es estupido dejar de imponer a la propia genialidad el peso de una tecnica que todos(incluido los imbeciles) pueden adquirir a fuerza de estudios, de practica y de paciencia.

8. ES ESTUPIDO RENUNCIAR AL DINAMICO SALTO EN EL VACIO DE LA CREACION TOTAL MAS ALLA DE TODOS LOS CAMPOS EXPLORADOS.

3. Es estupido satisfacer el primitivismo de las masas, que al final quieren ver exaltado al personaje simpatico y derrotado al antipatico.

4. Es estupido preocuparse por la verosimilitud (absurda diria, puesto que valor y genialidad jamas coinciden con ella)

5. Es estupido querer explicar con logica minuciosa todo lo que se representa, cuando ni siquiera en la vida real logramos captar integramente un acontecimiento, con todas sus causas y consecuencias.

jueves, 11 de abril de 2013

"MOTOR DE BELLEZA INVERNAL" de Emiliano Bezus Espinosa


Indistinto resulta

si es una foto o pintura,
quizás en la vigilia
una imagen viva enmarcada en electricidad
y en el sueño,
donde liviano es el cuerpo
y las tres dimensiones no aprietan
una película de pocos minutos.
No importa si es el mismo escenario
repartido en diferentes soles
lo que vale en el presente
lo que es una katana de mariposas
zumbando en mi estómago,
es lo enmarcado fragmentándose
resquebrajándome como un temblor
formando miles de figuras
que al reflejo de la luz
durante un nanosegundo cobran
una única forma alada para luego dividirse
en miles de pájaros de negro relieve.
Volando se separan,
volando emigran
la foto,
la pintura,
la película...

"Gloin y La noche del Crimen." inspirado en los personajes invisibles de "Macbeth" de William Shakespeare. Sebastian Elichiry


Acto 1.

Personajes: Jefe de Cocina de Palacio Mac Dorff, Gloin el paje, Marianne su madre, cocineras, ayudantes de cocina y servidumbre.

En la cocina de palacio, ollas hierven, la luz de las antorchas dan un tono rojizo a la imagen, las paredes están llenas de utensilios, del techo cuelgan sartenes y animales. De un horno de piedra empotrado, una mujer saca un humeante pan. La puerta de la gran cocina se abre con pesadez.

Entra Gloin el paje, aterrorizado, a la gran cocina del palacio de Macbeth.; Mac Durff, jefe de cocina de palacio, carga una gran olla que pone sobre un intenso fuego. De espaldas a él una mesa de roble grande,y varias criadas que cortan, pelan y sacan plumas de gallinas y pollos;  en varios  ganchos, conejos, aves y pequeños cerdos cuelgan,  aùn es de noche.

Gloin.- Señor! Señor! No dan crédito aún mis ojos, de lo que en esta oscura noche se ha gestado!!!

Mac Dorff.- Calma muchacho!  Ha ido bien la noche?

Gloin busca con la mirada hasta dar con los  ojos de su madre, Marianne, está desplumando un pollo. El paje corre hasta ella y la abraza.

Marianne.- Que pasa hijo!

Mac Dorff.- anda cuéntame lo que tus desafortunados ojos vieron, en un principio pensé que debería armarme al ver tu rostro en la arcada de la puerta…

Gloin.- Mis ojos aun están empapados de una visión de espanto, pero mi boca,.. mi boca esta temerosa, lo observo ahora mi señor y dudo con autentico pavor el contarle tremenda visión…

Mac Dorff. – Pero venga!, entraste aquí  corriendo, que sucede!, tu duda nos hace perder un tiempo precioso si al oficio de las armas debemos entregarnos! El Rey està aquí, habla habla!!!!

Gloin.- Doble encierro el haber descubierto algo y no poder trasmitirlo!

Mac Dorff. Con tono impaciente - habla! Que viste!

Gloin.-Regresaba de llevar el agua caliente que me pidió el capitán de guardia, Mac Martigan. El capitán aún sentía la dolencia de ese pie que no termina de recuperar su tamaño normal y al  retirarme sentí ruido de pasos por la estancia del rey…

Mac Dorff.- Entonces?!!?!

Gloin.- Veo a nuestro señor y Milady…salían de la estancia que habían elegido para el rey con dagas en sus manos! Y llenas de sangre!!!!

Mac Dorff. – Que?!?!?!

Gloin.- Aquí no acaba todo, dejaron las armas en manos de dos guardias personales del rey,  totalmente borrachos.

Mac Dorff se queda en silencio, mira al niño y a su madre. Marianne, mira a Mac Dorff.

Marianne.- Que será de mi hijo si los señores lo vieron! Señor! Por dios!! no diga nada!!! Si alguna villanía aconteció esta noche! No es justo que Gloin pague por ser un espectador accidental, el cumplía con sus deberes!!!! Por dios protéjalo!!!!

Marianne abraza fuerte a Gloin.

Mac Dorff se apoya contra la mesa, las cocineras se alejan un poco y se miran con pavor, miran a  la madre de Gloin, una se acerca a ella y la abraza. Mac Dorff, mira la nada, luego lleva la mirada a un gran cuchillo de cocina clavado en una tabla.

Mac Dorff.-  El rey mismo  anoche lo  condecorò con los más altos honores! Mi mente no puede completar con fantasía la acción de la que habla Gloin…

Mac Dorff toma el cuchillo de cocina, las cocineras y sirvientas dejan escapar unos gritos ante la acción, El cocinero camina hasta Marianne, la madre lo abraza con más fuerza, Mac Dorff, agarra al joven paje de un brazo y se lo arrebata a la madre, ella grita.

Mac Dorff.- escúchame bien alimaña, si es mentira lo que tus ojos bobos dicen que vieron, si llega a ser fantasía, voy a cortarte un dedo,¿ que estas insinuando con tus palabras?!!? Explícate antes de que te castigue por fabulador!

Gloin.- Señor, déme hasta el amanecer por dios! Se lo suplico, si lo que ví  no es cierto y si las dagas  no duermen en la falda de esos  pobres diablos, yo mismo le daré mi mano para que haga con ella lo que guste!. Faltan horas para el alba…se lo suplico.

Gloin se para con coraje frente al robusto cocinero. Mac Durff lo mira con sus ojos inyectados, pero el valor del niño, lo hacen dudar. El cocinero tira el cuchillo nuevamente contra la mesa que se clava precisamente a la madera haciendo un ruido seco que termina con una pequeña vibración del material.

Mac Dorff.- Que así sea; tù te quedas aquí, no te mueves de la cocina, cuando sirvamos el desayuno quiero que todas estén atentas a lo que escuchen y digan los señores, y quiero que se me informe si algún infortunio tuvo cabida esta noche,¿ está claro?

Todo el personal de cocina asiente.

Mac Dorff.- y ahora a trabajar! Que hacéis mirándome así; falta nada para el canto del gallo, venga!

La actividad de la cocina se reanuda con un evidente nerviosismo de  todos. Mac Durff mira a Gloin , toma el cuchillo y se pone a cortar cebollas negando con la cabeza. Gloin camina de espalda hasta un pequeño banco de madera, se sienta tembloroso.

 Acto 2.

Marianne y Las cortesanas.

Marianne camina por los pasillos del palacio. Lleva una bandeja con una jarra de agua, algunas copas y algo de alimento. El castillo está oscuro, Marianne camina  nerviosa,y mira hacia todos lados. Cuando pasa por delante de algún guardia cruza alguna fugaz mirada, el rictus de los guardias es nervioso, más de uno se sobresalta con su aparición.
Marianne, llega a una habitación, el guardia de la puerta la mira con seriedad, deja su alabarda a un costado y abre el portón. Marianne pasa.

Marianne.-  Permiso!  Os traigo agua y comida...

Las cortesanas se alteran con su llegada, algunas se agolpan en la esquina de la habitación, cubriéndose entre ellas y mirando por encima de los hombros.

Marianne.- tranquilas, soy yo Marianne…

Cortesana.- Marianne que alivio! Estamos asustadas, el castillo esta en un silencio de muerte, excepto en el momento que escuchamos los pasos del señor y su voz! Su voz nos espanta!

Marianne.- tranquilas, pero sucedió algo? Este castillo no resistiría mas desgracias! La traición de esos hombres es atroz…

Cortesana.- Hablas de los hombres que Macbeth mato? Aquellos que en la oscura noche hundieron su acero en el cuerpo de nuestro antiguo rey?

Marianne.- De esos hablo…

Cortesana.- Querida protectora y amiga, sabemos lo que tu hijo vio, aquí, en este lugar, nosotras sabemos todo.

Marianne retrocede espantada, por poco deja caer la bandeja,  pero se  recompone y la deja sobre la mesa a un costado.

Marianne.- De que habláis???, mi hijo Gloin no vio nada, nadie vio nada!

Cortesana.- Querida Marianne, la duda que sembró la mirada de tu hijo, nosotras podemos confirmarla, Macbeth y Milady mataron al rey.

Otra cortesana se abalanza  sobre la que habla.

Cortesana 2.- Calla! Calla!!

Marianne observa horrorizada a las mujeres. Comienza a temblar, y busca la salida.

Cortesana.- Tranquila Marianne, nosotras no diremos nada de tu hijo…Además ya sufrimos una pérdida, no queremos ver caer más lágrimas, ni sangre.

Marianne.- Perdida?

Cortesana.- Hace dos noches, uno de los hombres de confianza de Macbeth entro aquí hecho una furia, lo hizo con todas, estaba borracho, reía y lloraba al mismo tiempo, todas nos asustamos, en su delirio dijo cosas espantosas y afirmo que el rey y su señora habían caído en desgracia por su propia mano y que estábamos todos condenados, nos asustamos mucho….

Marianne.- Por su propia mano?

Cortesana.- Si querida, la visión de tu hijo fue acertada, nuestro actual rey arrebato la corona con acero y sangre…

Marianne.- Gloin! Gloin!

Cortesana.- Tranquila, nadie dirá nada…además esa misma noche este noble ahorco a la dulce Ariadna…nuestra tristeza es infinita…

Marianne.- Pero era solo una niña!

Cortesana.- Y siendo una niña subió al cielo, espero allá la perdonen…

Marianne.- Debo irme enseguida, mi pobre hijo!, maldito Mac Martigan y sus dolores nocturnos!!! Maldito!!

Marianne sale por el  portón  que se cierra, las cortesanas al escuchar el choque de la puerta con la piedra se abalanzan sobre la bandeja y comen.

 Acto 3.

Mac Martigan, Mac Dorff y Gloin.

Las Fuerzas que van a enfrentar a Macbeth están acercándose al castillo. Todos están preparándose para la lucha, en la cocina Mac Dorff porta una cota de malla , las insignias y una espada, esta pertrechado como leva. Sentado mira su mellada arma, a su lado, Gloin vestido también para la lucha, pero con ropas grandes.
 Con mucho nervio el niño escucha los ruidos del palacio, tiembla. Mac Dorff el cocinero, mira al joven Gloin.

Mac Dorff.- Tranquilo, la primera vez es dura, asusta…

Gloin.- No quiero luchar.

Mac Dorff.- Lo sé hijo, lo sé, yo no quiero que lo hagas.

Gloin.- Que va ser de mamá y de vos, de todos!

Mac Dorff.- (abatido) no lo sé , no sé que será de este castillo maldito, ni de los que moramos en el…

Fuertes golpes suenan en la puerta de la cocina. Gloin se sobresalta, se escuchan gritos y ruido de armas. Gloin se pone de pie temblando, mira a Mac Dorff, este se incorpora, lo toma de un hombro y lo coloca detrás de el. La puerta se abre. Entra Mac Martigan.

Mac Martigan.- Aquí están! Mac Dorff, espero estés preparado, afuera la guerra ya ruge y nosotros no podemos permanecer al margen de su llamado!

Mac Dorff.- Estoy listo mi señor y mi hijo también lo está!

Mac Martigan  observa  al joven Gloin, que se asoma por detrás del cocinero, luego espía por la arcada de la cocina y cierra la puerta.

Mac Martigan.- Quiero que tu hijo cumpla una misión especial.

Mac Dorff.- Hará lo que le mande mi señor.

Mac Martigan se acerca hasta Gloin, se agacha y lo toma de los hombros.

Mac Martigan.- quítate estas ropas que demorarán tu marcha , quiero que corras con un mensaje para las fuerzas invasoras.

Mac Dorff.- Mi hijo emisario?!?!, pero señor!

Mac Martigan.- escucha mi buen cocinero. Muchos de entre nosotros no estamos dispuestos a morir por este rey traidor y falso y creo que vos y vuestro hijo tampoco deberían hacerlo, por eso quiero que  Gloin  cumpla con un cometido importante y arriesgado, no puedo fiarme de todos.  En su fiebre de locura, Macbeth há convencido a más de un guerrero fiel a mi,  que su empresa tendrá éxito, yo no lo creo, por eso escuchadme bien.

Mac Dorff.- Diga mi señor!

Mac Martigan mira a Gloin con ojos firmes, Gloin lo mira también a los ojos.

Mac Martigan.- No olvido que tú me has cuidado mucho ,y yo haré lo mismo por ti, quiero que te escabullas por detrás del castillo. Uno de mis hombres de confianza os espera con un caballo,  montalo  y lleva un pedazo de tela blanca, los arqueros no te dispararan, pero cuidado! No debes mostrar la tela hasta estar bien lejos de aquí, ahí serás vulnerable, cabalga lo mas rápido posible!

Gloin.- Si mi señor!

Mac Martigan.- quiero que cuando te reciban, informes a los hombres de Mac Duff que los guerreros que ya no somos mas fieles a MacBeth, llevaremos un pendón rojo en nuestras ropas y que cuando se produzca la carga simularemos combatirlos, pero no haremos mas que eso, haz entendido?

Gloin.- Si Señor!

 Mac martigan.- Falsearemos nuestro ataque a su carga y luego nos mezclaremos entre ellos para retomar la carga contra este castillo, Comprendes amable y valiente Gloin?!

Gloin mira a su padre y luego a Mac Martigan, y asiente  con la cabeza.

Mac Martigan.- Pues anda, vete y vuela con el viento!

Gloin mira a su padre el cocinero, este le devuelve la mirada afirmando con orgullo, Gloin sale por otra puerta de la cocina disparado.

Mac Martigan mira a Mac Dorff, le coloca la mano en el hombro y saca un pendón rojo de entre sus ropas.

Mac Martigan.- Tranquilo, todo saldrá bien…estas listo viejo amigo?

Mac Dorff mira al capitán de la guardia, asiente y toma el pendón rojo.


Final.

"Las Enseñanzas Zen del Maestro Lin-chi." de Burton Watson.


" SEGUNDA PARTE

Instrucciones al grupo

El Maestro dio una charla por la tarde, instruyendo al grupo del modo siguiente: "A veces eliminamos a la persona pero no el entorno. Otras veces eliminamos el entorno pero no a la persona. A veces eliminamos el entorno y a la persona. A veces no eliminamos ni el entorno ni a la persona"

Un monje preguntó: "Qué significa eliminar a la persona pero no eliminar el entorno?"

El Maestro dijo: " El calor del sol forma sobre el suelo un tapiz de brocado. Los cabellos del niño cuelgan blancos como hilos de seda."

El Monje preguntó: "Qué significa eliminar el entorno pero no eliminar a la persona?"

El Maestro dijo: Las ordenes del rey están en vigor en todo el universo. Para los generales de las fronteras ya no existen ni el humo ni el polvo de la batalla."

El monje preguntó: "Que significa eliminar tanto a la persona como el entorno?"

El Maestro dijo: "Las prefecturas de Ping y Fen permancen aisladas de toda noticia. A parte, cada una en su rincón."

El monje dijo: "Qué significa no eliminar a la persona ni eliminar el entorno?"

El Maestro dijo: "El rey asciende a su sala de joyas; los viejos campesinos cantan sus canciones."

miércoles, 10 de abril de 2013

Eileen y la empatia. Inspirado en "La fiebre" de Raymond Carver de su libro de cuentos "Catedral". Sebasttian Elichiry


Eileen Y Richard llegaron a la casa que él había rentado. Era en la playa, pequeña, pero daba al mar, y eso no tenia precio para ella.
 Ese  día bajó la gastada  escalera de madera  hasta la arena cálida aún  y hundió sus pies, la temperatura del verano permanecía en ella. Caminó en dirección al agua.
 Richard la miraba desde el pequeño deck de la casa.
 La sensación de Eileen era de una profunda melancolía, había dejado atrás a sus hijos a su marido, quería ser artista, pero aún  sentía pesada esa carga afectiva que  la hacia dudar; giro y miro a Richard; le regalo una tímida sonrisa que no pudo sostener y volvió su vista al mar.
Siguió caminando, miro su ropa, casi toda eran regalos de Carlyle, entonces fue despojándose de todo, desanudo el pequeño cinto del vestido y lo dejo caer, se quitó el sombrero de ala ancha, luego el vestido, y  terminó por sacarse la ropa interior.
 En el lugar y a esa hora no había un alma. Quedo desnuda, aspiro fuerte las corrientes marítimas del pacifico, sabían a sal intensamente, las olas inundaron sus pies, entonces se hundió un poco en la arena, el mar al retroceder envolvían sus talones con fuerza, la invitaban a entrar. Permaneció así un buen rato, quedó hipnotizada mirando la espuma que se arremolinaba en sus pies y talones.
Richard la observo todo ese  rato, y luego entró a la casa.
El viento soplaba fuerte, y sentirlo en su cuerpo desnudo era nuevo para ella
 Conocía la costa este de  otro viaje, pero el rugir y la bravura del Pacifico eran nuevos para ella.
 Finalmente, cuando sintió aclimatada sus piernas, se lanzó al mar.
El agua estaba extrañamente tibia, aun conservaba  esos grados que el sol del verano le sube. Eileen nadó hasta superar la rompiente, para su sorpresa al otro lado , la superficie estaba calma, se sumergió unos segundos y abrió los ojos, el fondo estaba cerca de sus pies, no era un lugar  profundo o en apariencia peligroso. Entonces dejo que su cuerpo flotara, extendió sus brazos y se mantuvo así un largo rato con la mirada perdida  en el cielo, dejándose mecer por la corriente que luego se transformaría en ola.
 Escuchaba el oleaje y su respiración, luego el agua  empezó a perder fuerza y su respiración ganó intensidad; sentía que su pecho se hinchaba de aire y emergía a la superficie, al poco tiempo se sumo el latido del corazón, cerró los ojos y escuchó fuerte y claro, como en una caja de resonancia el entrar y salir del aire que con las pulsaciones de su corazón joven, inundaron todo.
  Primero tomaba largas bocanadas de aire y exhalaba largamente también. Luego, empezó por tomar menos aire y exhalar de igual modo, sacando todo el oxigeno. Entonces  parte del cuerpo empezó a hundirse, menos aire en su interior , mas exhalación. Hasta que sin darse cuenta casi, solo  su rostro quedo  fuera del agua, el resto del cuerpo se mecía placidamente bajo el agua. Vista desde arriba, el rostro de Eileen estaba solo, sin cuerpo, rodeado del reflejo del cielo azul en el mar. Y así, fue como Eileen tomo una mínima cantidad de aire por ultima vez, exhaló y apenas conservando un poco de aire en los pulmones se hundió en el mar y desapareció.
 Su cuerpo se sumergió y, sus pies tocaron el fondo. No se movió, dejó que la corriente submarina la meciera tímidamente, sus pies tocaban segundos la arena.
Abrió los ojos.
El azul del horizonte submarino era infinito. La mirada se le nublo, todo se volvió blanco, y  volvió al momento del nacimiento de sus hijos, se vio pariendo, vio a Carlyle a su lado tomándole la mano, diciéndole- Empuja!!,  falta  poco,  sintió a Keith salir y vio a Sarah en el momento que se la entregaban en brazos, recordó a Carlyle llorar de la emoción, y sintió el salado sabor de las lágrimas en su boca.
 Vio a Carlyle besándola en una fiesta, luego una  habitación llena de jóvenes durmiendo en el piso acurrucados, se vio ella misma mirandolo a los ojos.
 Sintió como  le tomaba la mano , le ponía el anillo de casados, y el beso suave de la iglesia.
Pasaron  por su mente como en  una película momentos de su vida pasada de manera nítida  y con  detalles casi sobrenaturales. Los sentidos, los besos y las caricias, y también insignificantes  detalles como la ropa, los peinados, el clima, cosas que la memoria  parecía  haber perdido y que ahora sumergida en el mar y con escasos segundos de aire volvían a su cabeza  en una   catarata avasallante e imparable.
 Sentía con detalle, partes de su cuerpo,  los niños, olores, y por sobre todo a Carlyle.
 La última imagen de él era una respuesta,
 “No te aceptaría de otra manera”.
 Entonces el poco aire que tenía en sus pulmones se acabó y tuvo que salir de ese trance; pateó el fondo y  subió a la superficie. Exhaló violentamente. Aún  estaba impactada por la experiencia que había tenido. Nadó  rápidamente hacia la orilla y luego
corrió hacia la cabaña , casi gritaba  por la  excitación que tenía, estaba feliz, llena de vida y al mismo tiempo con un irrefrenable deseo de escuchar  a su Carlyle.
Subió las escaleras de la casa,
 Richard la miro con sorpresa, le pasó una toalla, entonces sonó el teléfono.
 Richard atendió – Hola, Carlyle…Espera un momento…
. Richard le pasó el teléfono a Eileen - ¿Qué tal, Carlyle? ¿Cómo están los niños? Háblame de ti.

martes, 9 de abril de 2013

"La filosofía en el tocador" ("La Philosophie dans le boudoir ou Les instituteurs immoraux") es una novela atribuida al marqués de Sade, publicada de forma anónima por primera vez en 1795.


A LOS LIBERTINOS

Voluptuosos de todas las edades y sexos, sólo a vosotros dedico esta obra; nutrios con sus principios, porque favorecen vuestras pasiones, y ellas —de las que os espantan los moralistas fríos y vacíos— no son sino los medios de que se sirve la naturaleza para conducir a los hombres hacia los fines que les ha asignado. Atended esas deliciosas pasiones; sólo ellas pueden conduciros a la felicidad.

Mujeres lúbricas: que la voluptuosa Saint-Ange sea vuestro modelo; despreciad, a su ejemplo, todo lo que contraríe las divinas leyes del placer que la encadenaron.

Jóvenes doncellas, durante tanto tiempo atadas por los lazos absurdos y peligrosos de una virtud imaginaria y de una religión repugnante: imitad a la ardiente Eugenia; destruid, pisotead con su misma ligereza todos los ridículos preceptos inculcados por vuestros imbéciles padres.

Y vosotros, gentiles seductores, vosotros que desde la juventud no tenéis más frenos que el del deseo, ni más leyes que las de vuestros caprichos, que el cínico Dolmancé os sirva de ejemplo; id tan lejos como él, si a su semejanza queréis recorrer los caminos de flores que os prepara la lubricidad; convenceos con su enseñanza, ya que sólo extendiendo las esteras de sus gustos y de sus fantasías, o sea sacrificando todo a la voluptuosidad, el desdichado individuo conocido con el nombre de hombre y arrojado a su pesar sobre este triste universo podrá sembrar algunas rosas sobre las espinas de la vida.

Sin Titulo. Basado en “El Hombre” de "El llano en llamas" de Rulffo. Sebastian Elichiry


 Urquidi levantò el arma muy lentamente, mi hermano lo miraba paciente, resignado,y bajo la cabeza.

El la amaba y ella a el, pero era un amor que la familia de su suegro no aceptaba, se amaron igual y el padre  la castigó.

Sortearon el castigo y en sombras, bajo la luna siguieron viéndose. Ella dijo que estaba embarazada de mi hermano y Urquidi enloqueció, la golpeó y ese vientre perdió su carga, entonces mi hermano lo enfrentó. Cada día se paraba en la puerta del rancho de la familia, yo tironeaba de su brazo, e insistía en salir de ahí-  Que mujeres hay muchas y que no valía la pena, pero mi hermano insistía.

Un día, solos los dos en la cantina, acabamos una botella de buen tequila,( no se de donde mi querido hermano había sacado la plata). Mareados, me contó el plan que había urdido. Pensaba escapar con ella esa misma noche, y yo debía ayudarlo  pero mi cabeza daba vueltas y vueltas. Salimos, de allí  y me encontrè con dos mulas que mi hermano habìa preparado. A los tumbos, llegamos hasta  la casa de los Urquidi.

Entonces pasó, lo que no podía imaginar, a los gritos y con un cuchillo mi hermano increpó a su suegro.  Las luces de la casa se encendieron, yo me asusté y lo vi salir. Las mulas se rebelaron como si el mismo diablo saliera de allí, iba armado con un rifle.
Mi hermano, lo insultó y blandía el cuchillo con torpeza, Urquidi, lo abofeteo y el cuchillo voló en la noche, con precisión se clavo en la tierra. Yo me caí asustado, mi hermano permaneció parado, mirando al padre de su amada.

“De aquí no me muevo” dijo el temerario.

“De aquí te mueves y te olvidas de todo, estás en mi casa y harás  lo que digo”.

El hombre no se había  percatado de mi presencia, tenia los ojos fijos en mi hermano, yo me arrodille entre las mulas que se iban alejando de costado, como intuyendo lo que pasaría.

“Que no me muevo” insistió mi hermano.

El hombre cargo el rifle para disparar, la bala ya estaba en la recamara, lista para salir.
 Me asusté, me empezó a temblar la mandíbula. En eso, el hombre me miró.

“Tú!!!!! Llévate a este o todo acaba aquí” me señalo.

“Que hables conmigo! No metas a mi hermano en esto pinché cobarde!
 Hijo de la chingada, golpear así a mi vieja!”.

Con  torpeza, mi hermano intenta golpear al padre de su amada. El, sin apenas moverse esquiva el golpe.

“Hijo de la chingada?, tu vieja? , compadre me parece que tu ya estas muerto, mírame!”.
Mi hermano levanto el rostro con una mezcla de orgullo y mareo, a mi ya se me caían las lagrimas.
“Que vas a hacer pinche pendejo” le dijo mi querido.

Entonces Urquidi levanto el arma muy lentamente, mi hermano lo miro paciente, resignado, bajo la cabeza.

Un solo disparo entro un poco mas arriba de la frente, hueso, sangre cerebro se mezclaron por un instante, luego el proyectil se perdió en la noche, apenas un poco de pelo voló detrás, que como si fuese imposible, cayó al piso muy lentamente, flotando. De la nuca de mi querido hermano, un humo denso salió, como las señales que hacen los salvajes en los picos de las montañas, la cabeza de mi hermano me daba señales…

Grite, las mulas salieron corriendo, temblé lloré y me escabullí en la noche, el hombre me vio, huir.. Una vez en la sombra segura, me quedé mirando a mi hermano que seguía humeante, diciéndome algo que solo un indio en otra montaña entendería, y yo entendí una sola cosa.

El hombre apoyo el rifle en su hombro y se quedó mirando hacia donde yo estaba  arrodillado, observó un buen rato y luego volvió a su casa.