miércoles, 16 de abril de 2014

Precisamente ahora. Rocío Wittib

Precisamente ahora
que se acaba el verano, que amenaza
con lluvias el cielo, que se mancha la ciudad
de gris, de ocre, del color invisible del viento
que levanta polvo, que arremolina basura en la esquina
que se pasea por las calles como un dios absoluto
al otro lado de esta ventana, al otro lado
de mis ojos, justo ahí, afuera
donde los árboles evidencian la llegada del otoño en el paisaje
y la luz abandona poco a poco el cielo
como yo me abandono sobre el respaldo de la silla
precisamente ahora que sin querer
me parece dulce esta contemplación inútil de la vida
de las palomas que huyen de las ramas que tiemblan
del tráfico, de la gente que camina por la avenida
sin detenerse, casi atropellándose unos a otros
de todo lo que sigue sin más su curso al otro lado de este café
mientras en el fondo de mi imaginación
suena una melodía alegre que me recuerda
que otras veces he estado aquí
que todo lo que sucede precisamente ahora
ya ha sucedido, pero también es necesario
que todo vuelva a suceder
que de eso, supongo, se trata un poco la vida
de que todo vuelva a empezar y de pronto
comience a llover la misma lluvia que nunca ha llovido.

domingo, 13 de abril de 2014

Si...Rudyard Kipling.

Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando los que te rodean
la han perdido y te culpan a ti.

Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptar que tengan dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no dejas lugar al odio
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes experimentar el triunfo y la derrota,
y tratar a esos dos impostores exactamente igual.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola tirada ;
y perderlas, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tu deber mucho después de haberlos agotado,
y resistir cuando ya no te queda nada
más que la voluntad de decirles: "¡Resistid!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no perder el buen sentido.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con una trayectoria de sesenta valiosos segundos

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: ¡serás un Hombre, hijo mío!