martes, 21 de mayo de 2013

"Mingo", basado en "Cuarteles de Invierno" de Osvaldo Soriano. Sebastian Elichiry


Mingo vio que Galván salía. Los uniformados ya empezaban a girar sobre si, como inquietos por su balbuceo que rayaba lo sobreactuado. Entonces  esperó unos segundos a que las sombras protegieran al cantante y se despidió abruptamente, con un saludo inentendible, Los militares se rieron de él cuando se iba.

Caminó por la calle del quilombo silbando la canción de  Darienzo que había escuchado desde afuera.
 Caminó un buen rato, decidió cortar camino para su casa y se metió por un alambrado de un descampado de la derecha, si  lo rodeaba llegaría mas rápido .

Fue en dirección a unos árboles que ocultarían su caminar, ir a campo traviesa por esa zona del pueblo no le pareció buena idea, pensó en Galván y le deseo suerte. Se metió entre unos matorrales y siguió una línea de árboles, escuchó un grillo, que solo canto una vez. “La pucha pensó”.

Siguió hasta un paredón no muy alto, lo trepó sin dificultad, y al caer al otro lado no reconoció donde estaba.

El paredón era distinto de este lado, era largo y blanco,  en el se Leía pintado “Vuelve el General Perón”, pero la palabra General y Perón estaban cortadas por unos palets de madera y unas tablas.

Mingo se desorientó, miro para todos lados, eso nunca estuvo ahí y sin embargo le parecía un lugar conocido. Algo le recordaba ese lugar, pero no podía precisar qué.

Desde la esquina, al comienzo del paredón aparece una pareja joven, corriendo en dirección a el, eso lo extraño aún  más, se miro la ropa, y para su sorpresa ya no llevaba sus harapos de siempre, tenía una camisa, una campera, estaba vestido decentemente.

La pareja llegó hasta el, se miraron, eran chicos jóvenes, estudiantes en apariencia, miraron las tablas y palets y sin pensarlo se escondieron detrás. Mingo se quedo solo viendo como se escondían, unos segundos después, de la esquina sale un Ford falcón a toda velocidad.

Las luces del auto lo encandilan, Mingo se tapa el rostro. El Ford frena frente a el, se bajan dos tipos de civil armados con ametralladoras.

-Eh vos! Viste pasar a unos pendejos por acá?

-Yo no vi nada, quienes son ustedes?

-Que te importa carajo, viste o no viste, recién pasaron por acá! Conteste carajo!

Uno de los hombres le apunta a Mingo con la ametralladora.

-No sé, yo estaba volviendo a mi casa…

El que le apunta a Mingo le pega con la culata del arma, Mingo cae al piso.

-decime donde están o te levantamos a vos, contesta mierda.

Temblando, sobre sus rodillas Mingo recuerda, tiene sangre en la cara, sin querer, levanta el brazo señalando las maderas y los palets. El hombre que lo golpeo mira en esa dirección y con un movimiento de cabeza al otro, camina  hasta estar frente a los Palets.

-Salgan carajo!

Detrás de las maderas nadie responde.

Los dos hombres apuntan y disparan ferozmente. Mingo grita y se lleva las manos a los oídos. La descarga termina, todo se llena de olor a pólvora. Mingo permanece agachado, tapándose los oídos y llora.

Los hombres vuelven al Ford. Las luces que pegaban en Mingo se mueven y el sonido del auto huyendo a toda prisa se desvanece. Mingo llora, se hace un silencio sepulcral en el lugar.

Las maderas están todas agujereadas, sale humo de los hoyos. Mingo se levanta, se toca y no tiene sangre, se mira las ropas, estas volvieron a ser sus pilchas de linyera.

Mingo se toca con desesperación, no tiene heridas ni nada. Mira las Tablas y palets, el viento arremolina el humo de los disparos y se lo lleva, sopla fuerte, algunas hojas flotan también en el aire.

Mingo se acerca tímidamente unos pasos hasta el sitio donde se produjo la descarga infernal. Entonces recuerda, se lleva las manos a la cara, se le escapan las lágrimas. De detrás de las maderas sale la pareja.

-Tranquilo Mingo, nosotros te perdonamos.

Mingo levanta la vista y los mira, aterrorizado sale corriendo, mirándolos, corre como puede, espantado, mirando hacia atrás, la pareja lo mira correr, ella levanta una mano saludándolo.

Mingo corre ya sin mirar atrás, gira en una esquina y encuentra otra alambrada que da a un potrero, al final hay matas de vegetación altas, cruza el potrero y se mete desesperado entre los matorrales.
 Las ramas lo lastiman, corre a ciegas, hasta tropezar con un tronco caído que lo hace caer de boca .El corazón se le iba por la boca, desesperado y de rodillas se aposta contra un árbol. Respira con dificultad, mira hacia todos lados hasta que consigue bajar el ritmo de su respiración.

Se queda absorto mirando la nada.

-Yo no los mate.( se repite así mismo) Yo no los mate, yo no…

Un grillo que  canta 2 veces lo interrumpe, Mingo levanta la vista, y espera al grillo.

-La puta que lo parió!


Mingo se levanta, se saca las hojas de la ropa, se arregla un poco.

-Que noche de mierda.

Mingo no sabe donde está, mira en todas direcciones, esta desorientado, mira al cielo, las estrellas brillan intensamente, el cielo esta despejado, como si estuviese en algún lugar del sur de la argentina. Pueden verse cúmulos de estrellas gigantes, cadenas estrelladas numerosas.

Mingo se queda un momento mirando el cielo.

-Que hermoso(se dice a si mismo)

Vuelve la vista y cree encontrar un camino entre los árboles, lo sigue sin saber bien a donde va. Sale a unas vías de tren, a un cruce, que le recuerda a los de Buenos Aires. Mira en todas direcciones, no sabe donde está.

-Esto no es Colonia Vela (dice).

Del otro lado de las vías hay una mujer que lo mira. Mingo se queda unos segundos observándola.

-Clara?

La mujer lo mira, pero no lo ve, no reacciona. Mingo levanta la mano, la saluda.

-Clara? Sos vos!?

El sonido de un tren acercándose se hace patente, Mingo gira y ve venir una luz cabalgando las vías, luego mira a Clara que empieza a caminar en dirección a las vías.

-Clarita!, para! Claraaa!! Soy yo! Mingo! Clara!!!!!! Paraaa!!!! Claraaaa!!!! Nooooo!!!!!

El tren pasa a toda velocidad. Mingo se tapa los ojos y se gira sobre si, el viento que levanta el tren es violento, el sonido ensordecedor. Mingo se arrodilla con el rostro tapado, Grita. De nuevo el silencio. Mingo esta arrodillado.

-Porque?! (Grita) Clara!!! Porque?!!?!?

Una mano femenina se le apoya en el hombro, lo acaricia levemente, Mingo se gira rápidamente y mira a la mujer, es Clara. Se espanta, en el suelo, se aleja de la figura femenina que lo mira piadosa.

-Mingo yo te perdono.

- No!! No!!

Mingo se levanta y sale corriendo por el lugar de donde vino. La mujer lo mira irse, levanta una mano saludándolo.
Mingo corre por el bosque llorando, sin mirar atrás, salta unos troncos, esquiva yuyos altos como el, corre desesperado, gira en una encrucijada de árboles hacia la derecha y de pronto aparece en el jardín de su destartalada casa. Tropieza con unos cajones y vuelve a caer.

 A su alrededor, hay botellas de cerveza, vino, ginebra, esta lleno el piso de botellas.

En el suelo Mingo las mira con horror, las patea y las aleja con las manos, se hace un espacio abierto donde queda recostado, apoya la cabeza en la rama de un árbol y mira a su alrededor.

Esta en su casa, en Colonia Vela. Respira con dificultad, todo esta sucio a su alrededor, lleno de cajas, basura, papeles de diario. Se lleva una mano a la cara y comienza a llorar como un chico.

El cielo esta tapado, no hay casi estrellas. Un grillo canta una vez.

Con parsimonia y lagrimas en las mejillas que limpian el barro de su rostro, Mingo entra a su casa y sale con una cuerda, agarra un cajón de madera y lo coloca bajo una rama de un árbol, lanza la cuerda y hace un lazo. Ata firme la cuerda al árbol, tira de ella para comprobar que aguanta su peso. Se sube al cajón, coloca la soga al cuello, se limpia el rostro con la manga, su cara ahora es un amasijo de barro, lágrimas y dolor. Patea el cajón.

El golpe del cajón se transforma en un golpe de culata de pistola  en su cara. Mingo cae al piso. El gordo mira como el rubio lo patea en el piso.

-Vos te pensás que somos pelotudos borracho de mierda, ahora vas a ver…Gordo ayúdame.

El gordo se cruza la ametralladora en la espalda y levanta a Mingo, el rubio asegura que la cuerda en el árbol aguanta, chequea el lazo, acerca un cajón de cervezas y lo coloca debajo. Levantan a Mingo sobre el cajón que a duras penas esta parado, el gordo le pone el lazo al cuello. Mingo levanta la vista un instante, en su Jardín, están Clara y la pareja de Jóvenes estudiantes, lo miran, le sonríen, Mingo sonríe tímidamente mirándolos, el rubio patea el cajón.

Un grillo canta tres veces.